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25/06/2021

Cuidarnos

Sin duda, ser profesional de salud, enfermera o enfermero, es un gran desafío siempre, y más aún en estos tiempos en que toda nuestra capacidad de adaptación se ha puesto a prueba para hacer frente a las exigencias de la pandemia.

Desde todas las perspectivas humanas es posible que nos hayamos cuestionado sin llegar a tener respuestas certeras de ¿Por qué?, ¿Cómo llegamos a esto?, ¿Hasta cuándo? Entre otras tantas preguntas que pueden nacer desde lo desconocido o de las incertidumbres que innegablemente ha traído el COVID.

La pandemia ha llevado a la readecuación de muchos lugares de trabajo, como el cambio de estructura de sistema de turnos, de los servicios, del entrenamiento en habilidades no exploradas previamente y, por supuesto, a la condición particular relacionada a la posibilidad de contagio de la enfermedad, ya sea de uno mismo o de nuestros familiares.

En el escenario clínico se suma a lo anterior, el aislamiento de los pacientes de sus propias familias, que desafía a los equipos a replantearse las formas de generar la comunicación entre ambas partes en el constante y necesario afán de humanizar la atención, lo que puede ser un estresor adicional, como así también el fallecimiento de un paciente sin seres queridos alrededor.

Los estresores para los equipos que cuidan y que se enfrentan a esta nueva realidad de salud son diversos. Se suman factores personales además de los ya mencionados: el cuidado de los hijos, de adultos mayores y familiares que comparten vivienda, las cuarentenas que limitan la movilidad y en algunos casos la merma de ingresos económicos familiares como consecuencia de la alteración de la economía nacional, entre muchos otros.

¿Qué hacemos entonces para seguir adelante?

Es posible que haya días en que el cansancio y agobio nos inunde, sobre todo luego de un turno intenso y extenso. Es posible que a veces sintamos que son más fuertes las incertidumbres y temores; como también pueden haber días de mucha luz y alegrías. De grandes y pequeñas emociones se construye nuestra vida.

Para proponer un caminar más placido es importante poner esfuerzo en reconocernos a nosotros mismos como seres únicos con corporalidad, emociones, sentimientos, pensamientos y espíritu. 

Trabajar en identificar y validar las propias emociones y necesidades espirituales es fundamental, tanto como nutrir los conocimientos profesionales; sin embargo, mirarnos con bondad y amabilidad a veces puede resultar difícil. Hablar sobre autocompasión puede hacernos sentir débiles; pero, mirado desde otra perspectiva, sabernos emocionales nos hace fuertes y resilientes a las adversidades, ya que permite que caminemos validándonos y valorándonos.

Darse espacio para sentir tristeza, rabia, desagrado, es tan importante como cuando reímos y estamos dichosos, las emociones pueden fluir y es saludable conectarnos con ellas; así como también darse espacio para descansar cuando estamos cansados, alimentarse lo más saludable posible, hidratarse, dormir o hacer alguna actividad física, como puede ser caminar. 

También podemos hacer una pausa cuando respiramos profundo de manera consciente, tomándonos un tiempo, sólo un par de minutos para simplemente estar a solas y escucharnos.

Sin embargo; sabemos que no caminamos solos, que siempre hay una mano o una sonrisa de Dios en lo cotidiano, que nos alienta en los momentos difíciles, de mayor agobio, de frustraciones o temores. Acogernos al amor del Padre a través de la oración ilumina los momentos más difíciles, fortalece el espíritu y hace que podamos encontrar esperanza.

Cuidar y cuidarnos en el día a día es importante y también una forma responsable de enfrentar los desafíos como ha sido este difícil escenario de pandemia. Los animo a reflexionar sobre su autocuidado; de seguro hay muchos aspectos excelentes y otros que pueden ser mejores aún.

Cuidar nuestra salud mental, a veces requiere de ayuda, ya que puede pasar que las propias formas de afrontar una situación difícil o estresante, que antes resultaban, hoy no sean del todo efectivas, llevándonos a un disconfort emocional y a la mantención del estrés. Es importante darse el espacio entonces para pedir ayuda profesional si esto se torna obstaculizador para el día a día laboral, familiar, o en nuestros diferentes roles.

Hay diferentes canales para pedir ayuda profesional en nuestra Clínica y en otros centros, recuerden además que nunca están solos (a) y que pueden contar con sus cercanos, familiares, amigos, compañeros de trabajo y jefaturas. No duden en pedir ayuda.

Amparo Pérez
Enfermera Jefe de Salud Mental