14/12/2021
Por: Dr. Ismael Correa Lira
Vicedecano Facultad de Medicina Universidad de los Andes
Al mirar nuestra Clínica en sus siete primeros años, dos de los cuales hemos estado enfrentados a una pandemia, quisiera reflexionar sobre su progresivo y sostenido desarrollo en docencia y en los desafíos que tenemos. Como docente universitario también me he preguntado: ¿qué hemos aprendido de la pandemia?
Quisiera comenzar por el aprendizaje que nos ha dejado la pandemia en lo referente a la formación o educación de nuestros alumnos. Lo más evidente, que no requiere demostración empírica, porque es de suyo patente y representa lo que la experiencia común nos confirma, es la necesidad de la presencialidad. ¡Parece una perogrullada!, pero vale la pena reflexionar sobre ella. En general las cosas que son, las percibimos, apreciamos y valoramos de una manera más patente cuando no las tenemos o las poseemos en forma defectuosa. Un ejemplo de ello para los profesionales de la salud es la enfermedad; esta se nos presenta como una falta, carencia o privación de la salud debida. De modo análogo, la necesidad de la presencialidad en la formación de los profesionales sanitarios requiere por su misma naturaleza la interacción entre alumnos, docentes y enfermos. En este proceso no sólo se transmiten conocimientos, sino también valores, experiencia, actitudes y hábitos que van haciendo, modelando, en una palabra, conformando -conduciendo a ser lo debido según cada profesión- a nuestros estudiantes y así estos puedan adquirir los hábitos intelectuales, morales y técnicos necesarios para su adecuado ejercicio profesional. Lo anterior, evidentemente no excluye la incorporación de elementos telemáticos, flexibilización en los horarios y nuevas metodologías pedagógicas.
En lo referente al desarrollo y desafíos en la docencia, nuestra Clínica ya cuenta con internos y alumnos de posgrado en forma permanente y creciente. Quisiera destacar un nuevo hito: la llegada de alumnos de pregrado de cursos inferiores, en concreto este semestre se incorporaron alumnos de cuarto año de medicina al curso de clínicas médicas integradas, lo que viene a completar todo el espectro del alumnado. Sin duda la docencia tiene que continuar consolidándose y ampliándose en todas las carreras de la salud, lo que se logrará, entre otros factores, con el fortalecimiento de los distintos equipos profesionales de especialistas y subespecialistas. Se nos presenta particularmente desafiante el desarrollo del pre y posgrado en áreas que por naturaleza son más complejas, como psiquiatría y ginecología y obstetricia. Tenemos aquí sin duda un gran reto: mostrar cómo se puede brindar una atención centrada en el paciente, respetando su intimidad y facilitando al mismo tiempo la formación de los futuros profesionales, que es lo propio de un centro universitario que aspira a imprimir un sello basado en nuestro ideario y, al mismo tiempo, a ser un referente en el área.