16/11/2021
Por: Ricardo Espinoza A.
Medicina Interna e Infectología
William Osler, sigue siendo en la actualidad, un modelo a la hora de revisar hacia dónde mirar el rol de la medicina interna. Este médico nació y comenzó su carrera profesional en Canadá; trasladándose en 1889 a Baltimore a Baltimore, EEUU, al recientemente fundado Hospital de Johns Hopkins, donde dirigió toda una revolución en la enseñanza médica, la que es parte todavía de la formación de médicos en todo el mundo. Sorprende saber que él creó el internado y la residencia médica como parte integral de la enseñanza de los futuros facultativos, reflejando su idea de que esta debe ser al lado del paciente.
También señaló la importancia en la investigación médica, sus publicaciones sobre endocarditis infecciosa, y nombres como: Los Nódulos de Osler, El Rendu Weber Osler, entre otros ejemplos, aun nos recuerdan su legado. Uno de los aspectos de su vida que podemos encontrar más cercanos a la misión de nuestra institución, fue el conocimiento de la historia y el humanismo. Su libro más conocido es "The Principles and Practice of Medicine", publicado en 1892 y que dirigió hasta su séptima edición en 1909, pero hay otros libros que nos muestran su faceta más humanista como "El crecimiento de la verdad", "Las viejas humanidades" y muchos otros. Sus aforismos registrados por sus alumnos nos permiten acercarnos a su visión cotidiana de la medicina interna, por ejemplo: "Ser buen médico significa poseer conocimientos y tres H: Humanidad, Humor y Humildad". Por lo tanto, hoy en día aun podemos sacar lecciones de sus enseñanzas y herencia, pero sin desconocer de que el mundo ha cambiado al igual que la medicina.
La súper especialización ha sido necesaria por la gigantesca y compleja información de la medicina moderna, tanto, que se podría pensar que la medicina interna ha quedado relegada a la historia y a un epitafio para Osler.
Cuando aun estaba estudiando tuve un maestro en Medicina Interna que publicó un artículo en el diario, llamado Requiem para el Internista. Sin embargo, hoy en día el paciente necesita ser visto de una manera holística, íntegra, con análisis científico profundo y crítico, de lo que relata, aqueja y necesita, de poder consultar a alguien que lo escuche, lo contenga, lo guie en su estudio, que integre a su familia. También atender a familias completas, lo que da la ventaja de saber los antecedentes de algunas afecciones familiares. Pero, aún más importante es establecer una relación médico paciente de confianza mutua. Si el diagnóstico requiere un tratamiento por un subespecialista, el internista tendrá más recursos y conocimientos para orientarlo en la elección de a quién consultar; y no solo referir al paciente, sino que contactar al colega y presentarle el caso junto con las dudas que se puedan tener, para que sea referido de forma eficiente y útil. Esto permite que no sienta que está partiendo de cero y que se repetirá todo el estudio ya efectuado hasta ahora.
Otro rol importante para el internista actual, es ser el coordinador de aquellos pacientes multiconsultantes portadores de varias patologías concomitantes, quienes muchas veces son tratados sin mucha interacción entre sus médicos, por lo que el paciente llega al internista buscando un médico de cabecera sin abandonar a sus especialistas.
Y el futuro más allá de la contingencia, ¿qué preocupaciones nos debiera traer?
La inteligencia artificial (IA) puede ser vista como una amenaza que reemplace la labor médica del internista.
Hay iniciativas como el Proyecto Watson de IBM, que nació cuando Deep Blue venció al maestro de ajedrez Kasparov y en el cual la empresa ha invertido miles de millones de dólares. Se basa en que el computador entienda y sea capaz de responder a preguntas formuladas en lenguaje coloquial del ámbito médico, pero, además, ha sido entrenado para analizar imágenes de Scanner y Resonancias en distintos hospitales de EEUU. Y como se trata de IA, es capaz de aprender de sus errores y corregirlos. Por lo tanto, Watson no solo escuchará la historia, sino que podrá revisar imágenes como un radiólogo experto.
Aunque se escucha amenazante, no es necesario transformarnos en los nuevos ludistas de la historia, copiando a los anarquistas que en Inglaterra quemaban los telares industriales para evitar la revolución industrial. Está claro que no tuvieron éxito. Watson lleva años de retraso y los resultados en pruebas clínicas han sido malos, pero es indudable que este u otros proyectos se perfeccionarán.
Mirada de otra perspectiva la IA, puede transformarse en una herramienta muy poderosa que puede apoyar nuestro trabajo, dándonos un resumen de las imágenes y exámenes que el paciente trae e incluso tomar parte de la historia clínica. Pero, aun así, se requerirá de alguien que escuche al paciente, lo vea como se expresa y que empatice con su problema y que sea capaz de hacer un análisis crítico, que balancee los riesgos y sepa qué elementos son los más importantes en su historia clinica. Que lo controle en forma habitual a él o ella y a su familia, y por qué no decirlo, que envejezcamos juntos. Muchas veces veo el nombre de un paciente en el listado y cuando entra no es la persona que yo espero, sino que es su hijo o hija y me emociona saber que quieren que sea su doctor. La Medicina Interna sobrevivirá mientras no perdamos la humanidad y el amor por el trabajo bien hecho.