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Dolores de crecimiento: ¿Es normal o se debe consultar?

En general, se dan alrededor de las rodillas, en las piernas y pies, explica el Dr. Alejandro Baar.
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Que los niños se quejen de dolor de rodilla o dolor intermitente y punzante en las piernas, sobre todo en las noches y al punto de hacerlos llorar a veces, no es algo fuera de lo común. Puede tratarse de los conocidos dolores de crecimiento, que suelen afectar a niños de entre dos y seis años.

El Dr. Alejandro Baar, traumatólogo pediátrico de Clínica Universidad de los Andes, explica que lo habitual es que estos dolores se den en niños sanos, activos, que durante el día juegan, corren y saltan sin problemas, y luego en la tarde o noche, comienzan con dolores en ambas extremidades inferiores, principalmente alrededor de las rodillas, las piernas y los pies, de forma intermitente en uno u otro lado. En ocasiones, los niños despiertan por el dolor, el que cede al practicarle masajes o administrarle algún analgésico suave.

En cuanto al origen de los dolores de crecimiento, agrega, existen varias teorías, habiendo dos principales:

  • Al crecer, los huesos van estirando la membrana que los envuelve, llamada periostio, lo que provocaría el dolor. Esta teoría, aunque muy difundida, no ha sido demostrada científicamente. Incluso, es más correcto hablar de dolor óseo recurrente benigno (DORB).
  • Cuando los niños tienen una actividad física intensa durante el día, pueden presentar posteriormente, fatiga muscular. Esta consiste en que, en las noches, al acostarse y disminuir los estímulos, comienzan a sentir la contractura y fatiga de la musculatura. Esta teoría se ve apoyada por el hecho de que muchas veces las molestias ceden con masajes.

Como las molestias están directamente relacionadas con las actividades cotidianas del niño, una forma de disminuir la frecuencia e intensidad de estos dolores es “adelantarse”, esto es, realizar estiramientos musculares, darse un baño tibio antes de acostarse y/o administrar algún analgésico suave cada vez que el menor haya tenido actividad física importante, como sucede luego de realizar paseos, caminatas o fiestas de cumpleaños infantiles. Asimismo, si se presenta el dolor, es bueno hacer un masaje suave, elongar, aplicar calor y tomar un analgésico suave.

Pero, hay señales ante las cuales se debe consultar a un especialista para descartar otras condiciones que puedan causar estas molestias. Estas son:

  • Los dolores ya no siguen el patrón típico, es decir, ocurren de día y de noche.
  • Hay enrojecimiento en la zona de dolor.
  • Fiebre.
  • El niño deja de jugar.
  • Afecta constantemente el mismo lugar.
  • No cede con masajes ni con analgésicos.
  • Se asocia a baja de peso y decaimiento.

“En la consulta, inicialmente, con una buena historia médica y un examen físico adecuado, es posible descartar las causas graves de dolores de las extremidades. Ante sospechas, o cuando el cuadro del paciente no se ajusta al típico dolor, el médico puede solicitar radiografías, algunos exámenes de sangre, como hemograma, y eventualmente una cintigrafía ósea, que permite examinar todo el esqueleto”, afirma el Dr. Baar.

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