La controversia en torno a la Terapia Electroconvulsiva

El uso de las convulsiones como tratamiento de las enfermedades psiquiátricas, se remonta a los años ’30 del siglo pasado, inicialmente mediante inductores químicos de la convulsión, y luego utilizando la electricidad como método más preciso y seguro de generarlas. Las preocupaciones en torno a los efectos adversos, como fracturas y fallas cognitivas,  llevaron rápidamente a los expertos a desarrollar distintos mecanismos para disminuir estos efectos no deseados. A inicio de los años ‘40, se acostumbraba a sedar a los pacientes con barbitúricos y en 1940 se introdujo el curare como bloqueador muscular, el que fue reemplazado por la succinilcolina en los años ‘50. Estas medidas disminuyeron en forma significativa los riesgos. Actualmente, la TEC se realiza en el mundo y a lo largo de Chile, en centros privados y hospitales públicos, en salas especializadas con equipos médicos compuestos por psiquiatra, anestesista y personal de enfermería . 

El tratamiento está indicado en pacientes que sufren de patologías psiquiátricas graves y su efectividad y seguridad está ampliamente sustentada en evidencia científica de la más alta calidad. Revisiones de complicaciones y mortalidad asociada reportan tasas de mortalidad estimadas de alrededor de 1 en 100.000, con una tasa de complicaciones de un 0,92%. En el caso de la depresión, que sigue siendo la indicación más frecuente, se describen tasas de respuesta para síntomas depresivos de un 75% y tasas de remisión del episodio depresivo de un 65%.  Quienes trabajamos al servicio de pacientes con patologías psiquiátricas severas, somos testigos de cómo la TEC contribuye a disminuir su sufrimiento y estabilizar sus patologías .

Los profesionales de la salud que hemos sido parte de la implementación de unidades especializadas en TEC, en centros públicos y privados, nos hemos visto históricamente enfrentados a dificultades, que se inician en el desconocimiento y estigma que tiene la técnica y se traducen en problemas graves como son el déficit de horas de profesionales entrenados, infraestructura, falta de coberturas en los seguros de salud y otras tantas. En relación a la crisis que se desató hace un par de meses, esperamos que más allá de las discusiones políticas, desde la autoridad se realicen todos los cambios necesarios para que nuestros pacientes, que han sido históricamente discriminados y postergados, reciban en todo el país, de manera segura, un tratamiento que puede ser fundamental para mejorar sus patologías y en muchos casos, incluso salvarles la vida .