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16/05/2022

Ocho años de recorrido

Por: Dr. José Antonio Arraztoa

Subdirector médico de Servicios Clínicos y Asuntos Médicos

Orgullo por este tiempo de crecimiento en el camino recorrido y mucha ilusión por todo lo que viene por delante.

Cuando se celebra el cumpleaños de una institución es inevitable pensar en los hijos propios o los sobrinos de esa edad: 8 años de un niño. ¿Qué se puede contemplar en un niño de esa edad? ¿Qué reflexiones nos inspira? Por de pronto, ya se nota crecido, incluso físicamente. Habitualmente ya interactúa, haciéndose presente y defendiendo su espacio. Y, aunque ya muestra rasgos de lo que será su carácter y personalidad, al mismo tiempo, uno piensa todo lo que le queda por delante para desarrollarse de manera plena.

Ocho años de nuestra Clínica y uno mira con asombro lo que ha crecido, lo que se ha desarrollado. Ese asombro se mezcla con un profundo agradecimiento por el proyecto que se está desplegando, al inmenso número de personas involucradas en sacarlo adelante, profesionales del área de la salud y de áreas administrativas; técnicos y funcionarios; personal de seguridad y de aseo; de jardinería y operaciones. Agradecimiento también a Dios por su ayuda y vigilancia diaria que se hace sentir en situaciones ordinarias y algunas críticas que suelen ocurrir en el día a día. 

Ese asombro que lleva a agradecer, también nos genera un orgullo sano por lo edificado, con lo que todos hemos cooperado en esa construcción. No sólo en el crecimiento material y el volumen de pacientes que es evidente, sino que también en el modo cómo se trabaja, en el ambiente que se ha ido arraigando. Lo notan los pacientes y los que se incorporan. Se respira un ambiente especial, se trabaja más a gusto. Nos hace mucha ilusión pensar que se debe al compromiso de todos los que participamos de este proyecto, en todos los niveles de trabajo, por hacer realidad los valores fundacionales que nos inspiran: trabajo bien hecho, espíritu de servicio, centralidad en la persona, respeto a la dignidad humana. Este es un desafío que se mantendrá por siempre: lograr hacer de estos valores nuestra segunda naturaleza. Claramente en esta etapa donde el sistema se estresa por el volumen de pacientes, por la creciente complejidad de los casos, por el mayor número de personal médico y no médico, hay un desafío en mantener el tono cualitativo de nuestro modo de trabajar. Pero es natural que un padre se enorgullezca de su hijo que obtiene logros. No para hacer alarde frente a los amigos o familiares, sino para agradecer y alegrarse. Tener mucha alegría por el trabajo realizado, mucha ilusión por el trabajo por venir.

Crecientemente vemos el aumento en la complejidad de los casos y las técnicas que se ofrecen en neurocirugía funcional, cirugía intrauterina, un centro de cáncer que cuenta con métodos diagnósticos de última generación, manejo de procedimientos en hemodinamia en pacientes cardiológicos de alta complejidad, una UPCA de altísimo nivel, entre otros. Avances técnicos que van mostrando polos de desarrollo y ayudando a consolidar el nivel de la Clínica, un gran desafío para los siguientes años. No sólo hay que mantener el prestigio ganado, sino consolidarnos como Clínica de alta complejidad, propio de un centro académico de salud, donde se pueda ofrecer docencia de excelencia e investigación de vanguardia. Todo eso con nuestro sello propio, el sello que significa pertenecer a la Universidad de los Andes.

¡Muy feliz Aniversario!