Este programa cuenta con subespecialistas en patologías fetales para brindar atención integral a embarazos de alto riesgo o con malformaciones. Dispone de un equipo multidisciplinario, tecnología avanzada y recursos para el diagnóstico, tratamiento y cirugías intrauterinas.
Incluye acompañamiento perinatal para apoyar a familias ante complicaciones graves, malformaciones o riesgo vital del bebé, con atención de psiquiatras, psicólogas y matronas, tanto en consulta como en hospitalización. También se ofrece apoyo psicológico en la UCI Pediátrica.
Nuestra Clínica se destaca por una baja tasa de cesáreas y amplia experiencia en embarazos de alto riesgo y cirugías materno fetales.
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Las malformaciones del tracto urinario son bastante frecuentes y afectan a 1 en 500 fetos.
Las malformaciones del tracto urinario son bastante frecuentes y afectan a 1 en 5000 fetos. En la mayoría de los casos, las anomalías son de carácter obstructivas. Estas obstrucciones pueden ocurrir en diferentes niveles y ser unilaterales o bilaterales. Cuando la obstrucción es bilateral o uretral, el pronóstico es sombrío porque la produce un daño renal progresivo que genera una insuficiencia renal secundaria. Asimismo, la disminución en la producción de orina repercute en el volumen de líquido amniótico, provocando un oligohidramnios secundario e hipoplasia pulmonar. La mortalidad perinatal se estima en un 90% y los sobrevivientes presentan un riesgo de 50% de requerir diálisis por daño renal.
Es posible que no provoque signos ni síntomas. Éstos dependen de varios factores, tales como, dónde se produzca la obstrucción, el tipo, la rapidez con que se desarrolle y la cantidad de riñones que afecte.
Los síntomas podrían incluir:
- Dificultad para orinar.
- Cambios en la cantidad de orina producida.
- Presencia de sangre en la orina.
- Infecciones constantes en las vías urinarias.
- Hipertensión.
Las malformaciones congénitas que causan obstrucción urinaria frecuentemente son las valvas uretrales, cuya frecuencia es de 1 o 2 por 10.000 recién nacidos y es más frecuente en fetos masculinos. Otra causa es la atresia uretral, es decir, falla en la formación de la uretra.
Contamos con especialistas en diferentes patologías fetales, moderna tecnología y todo lo necesario para el estudio y tratamiento de las complicaciones del embarazo.
Diagnóstico prenatal de obstrucción urinaria: el diagnóstico se efectúa por identificación ultrasonográfica a comienzos del segundo trimestre de gestación (entre las semanas 11 y 14). Esta patología se caracteriza por una vejiga que mide más de 8 mm en las formas moderadas y más de 15 mm en las formas severas. En casos justificados, de acuerdo a la evolución, se decidirá el mejor momento para realizar el shunt vesicoamniótico.
Shunt vesicoamniótico: se instala un catéter doble por vía percutánea, el que comunica la vejiga con la cavidad amniótica, lo que permite el drenaje de la orina fetal, logrando el desarrollo del pulmón fetal. Este procedimiento se realiza con sedación materna endovenosa en la mayoría de los casos.
Acompañamiento perinatal: realizamos un acompañamiento integral con psiquiatras, psicólogos, matronas y médicos materno fetales que entregan apoyo a los padres y familias que están pasando por difíciles momentos debido a embarazos de alto riesgo con potencial riesgo vital del niño que está por nacer, malformaciones congénitas y cualquier complicación perinatal.
Programa de Apoyo al Embarazo de Alto Riesgo
VER TODOSEsta patología se presenta en el 6% de los embarazos y se asocia a anomalías en la función de la placenta. Cuando un feto crece por debajo del promedio para su edad gestacional, es necesario estudiar el funcionamiento de la placenta para determinar si existen anomalías responsables de una disminución del aporte de oxígeno y nutrientes hacia el hijo/a, así como descartar que la causa del bajo peso sea una malformación congénita, genopatía o infección.
Frecuentemente se concluye que la situación es normal y el menor peso está asociado, por ejemplo, a la estatura de los padres. La Restricción en el Crecimiento Intrauterino (RCIU) debe ser diagnosticada y tratada pues esta patología aumenta la morbilidad y la mortalidad perinatal, debido a complicaciones neonatales, daño neurológico u otras enfermedades. También en la etapa infantil se puede ver afectado el desarrollo neurológico y en la vida adulta existir mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 e hipertensión arterial.
Estos embarazos deben interrumpirse de forma prematura antes que la falta de oxígeno produzca daño neurológico. Constituye todo un desafío para el equipo médico identificar el momento preciso en que intervenir, antes de que la hipoxia produzca daños neurológicos importantes y, por otra parte, lograr que transcurran la mayor cantidad de semanas, para aumentar las posibilidades de sobrevida de ese niño bajo los cuidados de los profesionales de neonatología. Para identificar ese momento existen una serie de métodos de vigilancia que permiten evaluar las manifestaciones fetales a la insuficiencia placentaria: la curva de crecimiento fetal, el test no estresante, el perfil biofísico, la evaluación del líquido amniótico y la ecografía con velocimetría Doppler.
El uso de estos mecanismos permite vigilar permanentemente al feto y realizar de la manera más informada el balance entre los riesgos que un feto prematuro tiene a las diferentes edades gestacionales y los riesgos de la hipoxia crónica intrauterina.
Como Unidad nos enfrentamos con más frecuencia a mujeres con cardiopatías congénitas operadas o no, que llegan a la etapa adulta y que buscan embarazo y que constituyen el 1% de las mujeres embarazadas. Dado los cambios fisiológicos que ocurren en el embarazo, es importante que un especialista en medicina materno fetal junto a un cardiólogo especialista en cardiopatías congénitas, entreguen la mejor atención a este grupo de pacientes.
Dado el cambio del perfil epidemiológico de la población de embarazadas, es relevante mencionar que contamos con médicos obstetras especializados en la atención de mujeres con estas características, como también un apoyo interdisciplinario con cardiólogos, electrofisiólogos y médicos intervencionistas de vasta experiencia en la atención y seguimiento de estas pacientes.
Este equipo multidisciplinario será capaz de controlar a estas pacientes de alto riesgo para que el resultado perinatal sea el más adecuado posible.
Es uno de los riesgos más importantes en embarazos múltiples. Si no se trata a tiempo, puede causar la muerte de los fetos en gestación. El Síndrome de Transfusión Feto-Fetal (TFF) es una patología que afecta entre un 10% a 15% de los embarazos gemelares monocoriales, es decir, gemelos que comparten una sola placenta. Esta anomalía consiste en un flujo desequilibrado de sangre de un gemelo a otro, provocando que un feto esté anémico y que el otro este pletórico de sangre. En el Síndrome de Transfusión Feto-Fetal, hay un gemelo que es donante y otro que actúa como receptor.
El feto donante recibe poca sangre, por lo que su orina será escasa y su líquido amniótico también, quedando pegado a la pared uterina de la madre. En cambio, su gemelo receptor recibe mucha sangre, orinando en exceso y generando una gran cantidad de líquido amniótico. En este caso, puede surgir un problema cardiaco por esfuerzo.
La mortalidad de este síndrome es alta y depende del compromiso hemodinámico, es decir, si la sangre está llegando a los órganos. Sin tratamiento la mortalidad es de un 80%. Con tratamiento adecuado la sobrevida es de un 80%. Para detectar esta enfermedad, es necesario que el médico realice el diagnóstico mediante una ecografía en la cual evalúe los siguientes criterios:
El diagnóstico de esta anomalía se debe hacer siempre antes de las 26 semanas de gestación, mientras que a la semana 21 se puede comenzar el tratamiento.
Existen dos tipos de tratamientos:
Psiquiatría Adulto - Psiquiatría Perinatal - Apoyo al embarazo de alto riesgo
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