Actualización al 2020
El cáncer de tiroides es una enfermedad en la que se forma
La tiroides cumple un rol vital en el organismo, ya que produce de forma regulada la hormona tiroidea T4, que regula el metabolismo a nivel celular (el “ritmo” con el que trabajan las células del organismo), impactando así en funciones esenciales como la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la temperatura corporal, entre otras.
El Centro de Cáncer de Clínica Universidad de los Andes aborda esta enfermedad en todas sus etapas y durante todo su proceso, desde la detección precoz, predisposición genética a desarrollarlo, cirugía, tratamiento y cuidados paliativos, entregando un enfoque multidisciplinario.
Nuestro Centro ofrece además apoyo psicooncológico para el paciente y su familia. Entrega un acompañamiento continuo a nuestros pacientes durante su proceso de diagnóstico y tratamiento en hospitalizados y ambulatorios.
Existen varios subtipos de cáncer de tiroides, que difieren en su agresividad y tratamiento:
La causa principal del cáncer de tiroides es la presencia de mutaciones genéticas en las células de la glándula. Estas mutaciones alteran los mecanismos de control del crecimiento celular, provocando una multiplicación desmedida.
En algunos pacientes, estas alteraciones son esporádicas, mientras que en otros pueden ser hereditarias, como ocurre en determinados casos de carcinoma medular.
Entre los principales factores de riesgo se encuentran:
Asimismo, existen algunos factores de riesgo de que un nódulo tiroideo sea maligno:
En el 90% de los casos, sobre todo en etapas iniciales, el cáncer de tiroides suele no dar síntomas. A medida que progresa puede producir:
No existe una forma segura de prevenir esta enfermedad, ya que muchas de sus causas son genéticas. Sin embargo, los controles médicos regulares permiten un diagnóstico temprano, lo que mejora considerablemente el pronóstico.
Evitar la exposición innecesaria a radiación (sobre todo en ámbitos laborales) también puede disminuir el riesgo.
El diagnóstico se inicia con un examen físico y la palpación del cuello. Posteriormente, la ecografía de tiroides permite evaluar la estructura de la glándula y detectar nódulos sospechosos.
El examen clave es la biopsia por aspiración con aguja fina (PAAF), que permite analizar las células bajo el microscopio.
Además, se solicitan análisis de sangre para medir hormonas tiroideas y, en algunos casos, marcadores específicos como la calcitonina.
Si se sospecha de una diseminación, se utilizan estudios de imagen más avanzados como tomografía o resonancia nuclear magnética.
El tratamiento depende del tipo y la etapa del cáncer.
La cirugía es la herramienta de tratamiento más importante y puede consistir en una tiroidectomía total, una lobectomía cuando el tumor es pequeño o la extirpación de ganglios linfáticos si estos están comprometidos.
Después de la cirugía, la mayoría de los pacientes debe recibir terapia de reemplazo con hormona tiroidea de por vida (levotiroxina).
El yodo radioactivo se utiliza para eliminar restos de tejido tiroideo o células cancerosas que se pueden haber diseminado y se usa en pacientes con tumores de mayor agresividad o con posibilidad de recurrencia.
La radioterapia externa se indica en casos seleccionados, mientras que la quimioterapia es menos frecuente y se reserva para los subtipos más agresivos.
En los últimos años también se han incorporado terapias dirigidas con medicamentos que bloquean vulnerabilidades específicas de las células tumorales. Además, los cuidados paliativos y la atención multidisciplinaria permiten aliviar síntomas y mejorar la calidad de vida.
El pronóstico del cáncer de tiroides suele ser muy favorable, especialmente en los carcinomas papilar y folicular, cuya tasa de supervivencia a cinco años supera el 95%.
Tras el tratamiento, los pacientes requieren controles periódicos con endocrinología para ajustar la dosis de levotiroxina y vigilar posibles recurrencias. En los tipos más agresivos, como el anaplásico, la evolución es más desfavorable, pero los avances en terapias han abierto nuevas posibilidades de manejo.
Estos son los servicios de nuestra Clínica que tratan esta enfermedad:
Especialidad dedicada al diagnóstico y tratamiento de desórdenes hormonales de diferente índole, que son consecuencia de inflamaciones o tumores de las glándulas endocrinas: tiroides, paratiroides, páncreas, ovarios, testículos, adrenales, hipófisis e hipotálamo.
Los especialistas de cabeza y cuello de Clínica Universidad de los Andes asumen el tratamiento de las diversas patologías que afectan la estructura y órganos que están en el rostro, en particular, la región oral y el cuello, incluyendo la glándula tiroides.
El Centro de Cáncer de Clínica Universidad de los Andes aborda esta enfermedad en todas sus etapas y durante todo su proceso, desde la detección precoz, predisposición genética a desarrollarlo, cirugía, tratamiento y cuidados paliativos, entregando un enfoque multidisciplinario. Nuestro Centro ofrece además apoyo psicooncológico para el paciente y su familia. Entrega un acompañamiento continuo a nuestros pacientes durante su proceso de diagnóstico y tratamiento en hospitalizados y ambulatorios.
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