La hepatitis A es una infección del hígado que causa inflamación aguda (hepatitis aguda) y en general es autolimitada. Se trasmite principalmente por vía fecal-oral al consumir alimentos o agua contaminados por una persona infectada que las elimina por vía fecal.
La mayoría de los casos son leves y la persona se recupera completamente sin quedar con secuelas ni riesgos futuros. Sin embargo, en algunos casos puede ocasionar una enfermedad que dure algunos meses y raramente produce un daño que afecte el funcionamiento del hígado en poco tiempo (insuficiencia hepática aguda grave) con riesgo de mortalidad.
La vacuna es la principal medida de prevención. Se recomienda vacunar a todos los niños a los 18 meses según el calendario nacional de inmunizaciones, esto fue implementado desde el 2018 en Chile. También se recomienda para aquellas personas que no la recibieron o no cuentan con el antecedente de haber tenido hepatitis A, y para viajeros a zonas de mayor frecuencia de la infección (endemia).
Los signos y síntomas de la hepatitis A, generalmente, aparecen después de algunas semanas de haberse infectado con el virus. En los niños, suele ser asintomática o tener síntomas inespecíficos sugerentes de un cuadro viral y, en la mayoría de los adultos (70%), puede tener un cuadro de hepatitis con los síntomas que se describen a continuación:
Estos síntomas pueden ser relativamente leves y desaparecer en pocas semanas.
No existen tratamientos específicos para la hepatitis A. Sin embargo, se recomienda manejar los síntomas que más molestias producen al paciente, por ejemplo:
El organismo eliminará el virus de la enfermedad después de un tiempo.