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Tartamudez

Actualización al 2025

La tartamudez es una alteración de la comunicación que va más allá de las “trabas” al hablar. Involucra tanto aspectos “visibles”, como las interrupciones en la fluidez del habla (repeticiones, prolongaciones o bloqueos), y también aspectos “no visibles” como pensamientos, emociones y actitudes de la persona respecto a su habla y cómo impacta en la vida social, emociona y académica o laboral.

Se estima que afecta al 1% de la población adulta y al 5% de la infantil, iniciándose comúnmente entre los 2 y 5 años. Se estima que hasta un 80% de los niños que tartamudean pueden recuperar la fluidez. Algunas veces, esta recuperación ocurre de forma espontánea, sin embargo, no es posible saber con certeza qué niños se recuperarán sin ayuda profesional.

¿Cuáles son las causas que pueden originar la tartamudez?

La tartamudez es un trastorno del neurodesarrollo de origen multifactorial, influido por:

  • Factores genéticos: hay predisposición hereditaria, algunos genes están implicados.
  • Factores neurobiológicos: diferencias cerebrales, especialmente en áreas del habla y control motor.
  • Factores lingüísticos y emocionales: el desarrollo del lenguaje y el temperamento influyen en su manifestación.
  • Factores ambientales: las actitudes del entorno pueden agravar o aliviar la experiencia.

 Existen muchos mitos asociados a la tartamudez que es fundamental desterrar:

  • NO es normal que todos los niños tartamudeen durante su desarrollo: la tartamudez no es una etapa esperada ni normal en el desarrollo lingüístico de los niños. Lo que sí puede ocurrir es que los niños pequeños presenten "disfluencias comunes", las que son una parte natural y sin esfuerzo del aprendizaje del habla que desaparecen solas. Esto es diferente a las “disfluencias tartamudeadas”, que implican una pérdida de control asociadas con tensión y otros comportamientos.
  • NO es causada por nerviosismo, ansiedad o estrés: si bien estas emociones pueden incrementar las disfluencias, no son la causa subyacente. Las personas que tartamudean tienen la misma gama de rasgos de personalidad que quienes no lo hacen.
  • NO es un problema psicológico: puede generar sufrimiento emocional, pero su causa no es psicológica.
  • NO se "pega" por imitación: es una condición involuntaria y no se adquiere imitando a alguien que tartamudea.
  • NO es culpa de los padres ni de la persona que tartamudea: nadie tiene la culpa de la tartamudez, aunque el manejo y las actitudes de los padres pueden influir en cómo el niño vive su tartamudez.
  • NO siempre "se pasa" sola:  aunque muchos niños se recuperan, no se puede saber quién lo hará sin intervención.
  • NO indica menor inteligencia: la tartamudez afecta a personas de todas las inteligencias, estatus social o económico.
  • NO es causada por un trauma emocional: un trauma puede ser un desencadenante, pero la persona debe tener una predisposición (genética/biológica) para que la tartamudez se manifieste.

¿Cuáles son los factores de riesgo de persistencia de la tartamudez?

Aunque muchos niños se recuperan, algunos factores aumentan la probabilidad de que la tartamudez persista hasta la vida adulta. Una evaluación profesional por un fonoaudiólogo especializado en tartamudez puede identificarlos.

Los principales factores de riesgo son:

  • Aumento del esfuerzo o tensión física al hablar.
  • Actitud familiar negativa hacia el habla del niño. Por ejemplo: pedir que hable más despacio, que se calme, interrumpirlo, pedirle que respire antes de hablar.
  • La tartamudez ha durado más de 12 meses.
  • El sexo masculino.
  • Historia familiar de tartamudez persistente.
  • Inicio antes de los 5 años (aunque la persistencia puede asociarse a un inicio algo más tardío dentro de la infancia, ej. 4-5 años, en comparación con los que se recuperan).

¿Cuáles son los principales síntomas de la tartamudez?

Las manifestaciones varían, pero generalmente incluyen:

Comportamientos primarios (disfluencias tartamudeadas): son las interrupciones involuntarias en el flujo del habla.

  • Repeticiones de sonidos, sílabas o palabras monosilábicas. 
  • Prolongaciones de sonidos. 
  • Bloqueos: momentos en los que la persona siente que la palabra no sale de su boca.

Comportamientos secundarios: son respuestas aprendidas para evitar o salir de los momentos de tartamudez.

  • Conductas de escape: movimientos o tensión física para terminar un momento de tartamudez.
    Ejemplos: tensión en la cara o cuerpo, desviar la mirada, pestañear con fuerza.
  • Conductas de evitación: estrategias para no tartamudear.
    Ejemplos: cambiar palabras por sinónimos, dejar de hablar, hablar poco, hablar en voz baja, usar interjecciones
    ("este...", "eh..."), hablar con menos frecuencia.

¿Es posible prevenir la tartamudez?

No se puede prevenir del todo, pero la detección e intervención temprana (antes de los 5 años), el apoyo familiar y un entorno comprensivo ayudan a mejorar el pronóstico.

¿Cómo se diagnostica la tartamudez?

El diagnóstico de tartamudez lo realiza un fonoaudiólogo especialista en tartamudez, quien observa la presencia de disfluencias específicas (repeticiones de sonidos/sílabas, prolongaciones, bloqueos), la tensión o el esfuerzo al producirlas, la presencia de comportamientos secundarios (escape o evitación), y el impacto que la dificultad tiene en la comunicación, los sentimientos y la vida diaria del individuo.

¿Qué esperar del tratamiento?

La terapia para la tartamudez ha evolucionado y se enfoca en una comunicación efectiva y cómoda, más allá de la fluidez perfecta. El objetivo principal es que la persona se sienta libre para comunicarse, aceptando la posibilidad de tener disfluencias.

Los objetivos terapéuticos pueden incluir:

  • Incrementar la comodidad al hablar.
  • Modificar los momentos de tartamudez para que sean menos tensos o esforzados.
  • Disminuir los comportamientos secundarios (escape y evitación). La evitación aumenta el miedo.
  • Aumentar la aceptación de la tartamudez como una característica del habla.
  • Reducir el miedo y la ansiedad asociados a la tartamudez.
  • Educar a la persona y a su entorno (familia, escuela) sobre la tartamudez.
  • Validar las emociones relacionadas (tanto del usuario como de la familia).
  • Mejorar la calidad de vida y la participación social.

¿Qué tratamientos existen para la tartamudez?

El trabajo realizado por un fonoaudiólogo especializado en tartamudez debe incluir la intervención en todas las dimensiones afectadas (disfluencias tartamudeadas, pensamientos, emociones, lingüística y social). Para esto existen diferentes distintas formas de trabajar con la persona que tartamudea:

  • Terapia indirecta: enfocada en entregar estrategias a los cuidadores para favorecer la comunicación efectiva y cómoda del niño.
  • Terapia directa: se realiza un trabajo de manera directa con la persona que tartamudea.
  • Terapia híbrida: involucra tanto al usuario como a sus cuidadores. Incluir a los cuidadores es fundamental para el éxito de la terapia.

Para el trabajo del aspecto motor (disfluencias tartamudeadas) se utilizan las siguientes estrategias terapéuticas:

  • Modelado lado de la fluidez: se centra en enseñar patrones de habla que faciliten la fluidez (velocidad adecuada, habla continua, habla suave).
  • Modificación de la tartamudez: se enfoca en cambiar el cómo se tartamudea, reduciendo la tensión y la lucha. Implica técnicas que se pueden utilizar antes, durante o después de presentar la disfluencia tartamudeada. También incluye la tartamudez voluntaria (tartamudear a propósito) para reducir el miedo y la tensión.

¿Dónde lo tratamos?

El profesional más indicado y capacitado para la evaluación, diagnóstico e intervención de la tartamudez es el fonoaudiólogo especializado y actualizando en alteraciones de la fluidez. Sin embargo, otros profesionales de la salud, como pediatras, pueden ser los primeros en detectar la condición. Ellos deben derivar inmediatamente a un fonoaudiólogo especializado cuando existen quejas de tartamudez y se identifican factores de riesgo.

Fonoaudiología

Esta especialidad de la salud tiene por objetivo prevenir, evaluar y tratar los problemas de lenguaje, habla, motricidad orofacial, voz, audición y deglución en la población de adultos y niños.

En la atención de adultos, se apoya a las unidades de otorrinolaringología, neurología, geriatría, medicina física y rehabilitación, trabajando con aquellos pacientes con alteración en la comunicación o deglución por daño neurológico, cambios propios de la edad, cirugías de cabeza y cuello u hospitalizaciones difíciles.

Fonoaudiología pediátrica

La fonoaudiología pediátrica se enfoca en prevenir, evaluar, diagnosticar y tratar los problemas de lenguaje, habla, voz, audición y deglución, en la población infantil. En esta etapa es común que se presenten alteraciones en la comunicación, ya sea en la adquisición del lenguaje o en la dificultad para articular determinados sonidos de sonidos. También se preocupan de la alimentación en aquellos niños con alteraciones neurológicas u otros síndromes donde la alimentación por vía oral no es segura.

En el área de la voz y deglución, evalúa y trata a personas que presentan disfonías y a aquellas que se recuperan de cirugías de cabeza y cuello las cuales pueden afectar la voz, el habla y la posibilidad de alimentarse por boca de forma segura.

Equipo médico

Fernanda Catalán Elgueda

Fonoaudiología Pediátrica - Audiología

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Yasna Rosinelli Pérez

Fonoaudiología Pediátrica - Disfagía - Frenillo lingual - Habla y lenguaje

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