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Displasia luxante de cadera: tratarla a tiempo puede evitar una cojera o dolor a futuro

Debe ser diagnosticada en los primeros tres meses de vida.
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La displasia luxante de cadera en recién nacidos es una de las malformaciones congénitas más frecuentes y se produce cuando la cabeza del fémur (epífisis) y la cavidad de la pelvis (cotilo) no se desarrollan correctamente, generando una incongruencia o un desplazamiento anormal.

El Dr. Mauricio Vergara, traumatólogo pediátrico de Clínica Universidad de los Andes, explica que se trata de una patología que evoluciona durante el desarrollo de la cadera, es decir, antes y después del nacimiento.

Algunos factores que elevan el riesgo de presentar esta enfermedad son:

  • Factores hereditarios, los más importantes
  • Factores mecánicos, que dicen relación entre continente (disminución verdadera y/o relativa del útero grávido y sus estructuras) y contenido (aumento verdadero y/o relativo del feto) actuando sobre la cadera, por ejemplo:

- Bebés nacidos en posición de nalgas

- Macrosomía (guagua grande)

- Trastornos del sistema musculoesquelético

- Disminución del líquido amniótico en el útero

Puede verse asociada a otras anomalías ortopédicas de las extremidades inferiores, como son astrágalo vertical congénito, pie bot, etc. u otras como la tortícolis congénita.

La displasia luxante de cadera es una enfermedad evolutiva en el tiempo, por lo que un examen normal en el período de recién nacido inmediato no permite descartar por completo la presencia de esta patología. “Sin embargo, siempre es necesario efectuar un screening clínico fundamentalmente en periodo de recién nacido, pues en algunos casos nos permitirá detectar una cadera evidentemente luxada. Por lo que el diagnóstico en estos casos lo puede realizar precozmente el neonatólogo durante el examen físico del recién nacido”, señala el Dr. Vergara.

Esta enfermedad se puede detectar también con un estudio imagenológico, como una ecografía de cadera antes de los tres meses (idealmente entre las 6 a 9 semanas de recién nacido), o con una radiografía de pelvis a los tres meses, indicados especialmente en los niños con factores de riesgo.

Tratamientos para la displasia luxante de la cadera

Esta patología puede presentarse como:

  • Hipoplasia: la cabeza femoral se mantiene congruente con la cavidad cotiloidea, pero presenta factores que facilitan el desplazamiento de la cadera fuera de su cavidad.
  • Subluxación: existe un desplazamiento parcial de la cabeza femoral respecto de una cavidad cotiloidea hipoplásica (poco desarrollada).
  • Luxación: pérdida de relación entre la cabeza del fémur y cotilo, en la que la cabeza femoral está fuera de la cavidad.

Esta enfermedad se puede resolver en la mayor parte de los casos por métodos no quirúrgicos en los primeros años de edad, es por eso la importancia de un diagnóstico precoz e inicio de tratamiento idealmente antes del tercer o cuarto mes de vida.

El tratamiento de la displasia de cadera va a depender del grado de malformación, el tipo y edad del niño. Las opciones son:

  • Arnés de Pavlick: es uno de los métodos más usados y consiste en un sistema de correas que mantienen flexionada la articulación de la cadera, sosteniendo la cabeza del fémur al fondo del acetábulo. Esto provoca que el propio crecimiento del niño corrija el déficit de apoyo o techo.
  • Cojín de abducción: mantiene la cabeza del fémur firme y adecuadamente orientada en su lugar durante el tiempo que el especialista considere conveniente.
  • Yeso o férula de abducción: se usa en lactantes mayores o en pacientes que requieren cirugía. Consiste en mantener los huesos de la articulación de la cadera en la posición correcta, sujetándolos en esa posición durante el tiempo necesario para un adecuado desarrollo.
  • Osteotomías acetabulares o femoral proximal: se usan cuando el tratamiento no quirúrgico ha fracasado o se consulta en forma tardía. Por medio de estas cirugías se puede corregir la posición de la cavidad de la cadera separándola de la pelvis y volviéndola a colocar para que se adapte mejor a la cabeza, o se cambia la posición de la cabeza frente a la cavidad articular.

Si no se realiza un adecuado tratamiento, la formación de la articulación de la cadera no se desarrollará adecuadamente produciéndose una artrosis precoz (desgaste de la cadera) y el niño comenzará a presentar complicaciones como claudicación (cojera) y/o dolor al caminar.

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