En vacaciones también hay que mantener la rutina del sueño
Los niños pueden acostarse más tarde en estos meses, pero no muchas horas después.
El uso de pantallas y no respetar las rutinas son los principales factores que pueden alterar la calidad del sueño de los niños, lo que puede verse aumentado en el periodo de vacaciones, cuando muchos se duermen pasada la medianoche toda la semana.
No dormir bien, es decir la cantidad de horas necesaria y con buena calidad de sueño, puede afectar la salud, desarrollo, concentración en clases y el ánimo. Por esto, los trastornos del sueño en niños son motivo cada vez más frecuente de consulta.
La Dra. Ingrid Cardoso Kuncar, neuróloga infantil de Clínica Universidad de los Andes, explica que el sueño es un proceso que va madurando con el tiempo, al igual que el niño. A medida que crece, logra ciclar su sueño, es decir, estar despierto en el día y dormir por las noches. Sin embargo, hay pequeños que son inquietos y les cuesta quedarse dormidos. Cuando tienen más de un año de edad y no es fácil que se duerman o despiertan muchas veces en la noche, podrían tener un problema con su patrón de sueño y sería adecuado una evaluación por el pediatra o especialista en sueño infantil.
Muchas veces, el hecho de que un niño se despierte continuamente en las noches o se duerma tarde tiene relación con que la familia no cuenta con una rutina del sueño de manera regular, es decir, no tienen horarios para dormir o comer. También pueden existir aparatos tecnológicos que distraigan al menor, especialmente si son usados antes de intentar hacerlos dormir.
“Independiente de la edad, los televisores no deberían estar en las habitaciones de niños ni adolescentes, porque la luz que emiten altera el funcionamiento de la melatonina, hormona que regula el reloj biológico de nuestro organismo, y nos permite iniciar el sueño. Por lo que la luz de las pantallas (televisores, celulares, computadores o videojuegos) provocan un retraso en el inicio del sueño”, indica la especialista.
Agrega que “el sueño es parte vital del desarrollo, en especial cuando son niños, porque están en proceso formativo. Un buen sueño se asocia a un buen desarrollo psicomotor e intelectual. Por ejemplo, un lactante que duerme adecuadamente tiene mejor crecimiento, rendimiento cognitivo y mejor madurez emocional. Pasa lo mismo con el adolescente, tiene mejor desempeño intelectual y desarrollo emocional. Esto se explica porque el sueño es muy importante para la consolidación del aprendizaje”.
“Si el niño se acuesta tarde y lo levantan temprano en la mañana para ir al colegio, determina que ese niño vaya trasnochado a clases, con pocas probabilidades de que aprenda y con una menor capacidad de concentración. El rendimiento escolar está estrechamente relacionado con el buen dormir. Es esencial establecer rutinas, con horarios definidos”, afirma la profesional.
La cantidad de horas para dormir depende de la edad del niño y de las características de cada uno, debido a que toda persona tiene un patrón o ritmo de sueño diferente. En términos generales, para que un niño en etapa escolar funcione bien, con ánimo para aprender, debiese dormir entre 10 a 12 horas. Mientras que el adolescente, entre 8 a 10 horas, aproximadamente.
Consejos para que los niños logren dormir:
> Organizar las comidas con horarios.
> Establecer los horarios de descanso.
> Preparar al niño cuando se acerca la hora de dormir. Por ejemplo, seguir una rutina que sea bañarlos, contarles un cuento y acostarlos, apagando las luces y eliminando ruidos molestos.
> No ofrecerles alimentos con cafeína (bebidas cola) ni altos en azúcar en las horas previas a ir a la cama.
> Que el dormitorio sea un lugar de descanso, sin aparatos audiovisuales.
> En relación a los adolescentes, se sugiere fuertemente que los celulares sean cargados fuera de su dormitorio.
> En vacaciones puede haber mayor flexibilidad, pero el ideal es que el momento de dormir no se atrase más de un par de horas de lo habitual.
No dormir bien, es decir la cantidad de horas necesaria y con buena calidad de sueño, puede afectar la salud, desarrollo, concentración en clases y el ánimo. Por esto, los trastornos del sueño en niños son motivo cada vez más frecuente de consulta.
La Dra. Ingrid Cardoso Kuncar, neuróloga infantil de Clínica Universidad de los Andes, explica que el sueño es un proceso que va madurando con el tiempo, al igual que el niño. A medida que crece, logra ciclar su sueño, es decir, estar despierto en el día y dormir por las noches. Sin embargo, hay pequeños que son inquietos y les cuesta quedarse dormidos. Cuando tienen más de un año de edad y no es fácil que se duerman o despiertan muchas veces en la noche, podrían tener un problema con su patrón de sueño y sería adecuado una evaluación por el pediatra o especialista en sueño infantil.
Muchas veces, el hecho de que un niño se despierte continuamente en las noches o se duerma tarde tiene relación con que la familia no cuenta con una rutina del sueño de manera regular, es decir, no tienen horarios para dormir o comer. También pueden existir aparatos tecnológicos que distraigan al menor, especialmente si son usados antes de intentar hacerlos dormir.
“Independiente de la edad, los televisores no deberían estar en las habitaciones de niños ni adolescentes, porque la luz que emiten altera el funcionamiento de la melatonina, hormona que regula el reloj biológico de nuestro organismo, y nos permite iniciar el sueño. Por lo que la luz de las pantallas (televisores, celulares, computadores o videojuegos) provocan un retraso en el inicio del sueño”, indica la especialista.
Agrega que “el sueño es parte vital del desarrollo, en especial cuando son niños, porque están en proceso formativo. Un buen sueño se asocia a un buen desarrollo psicomotor e intelectual. Por ejemplo, un lactante que duerme adecuadamente tiene mejor crecimiento, rendimiento cognitivo y mejor madurez emocional. Pasa lo mismo con el adolescente, tiene mejor desempeño intelectual y desarrollo emocional. Esto se explica porque el sueño es muy importante para la consolidación del aprendizaje”.
“Si el niño se acuesta tarde y lo levantan temprano en la mañana para ir al colegio, determina que ese niño vaya trasnochado a clases, con pocas probabilidades de que aprenda y con una menor capacidad de concentración. El rendimiento escolar está estrechamente relacionado con el buen dormir. Es esencial establecer rutinas, con horarios definidos”, afirma la profesional.
La cantidad de horas para dormir depende de la edad del niño y de las características de cada uno, debido a que toda persona tiene un patrón o ritmo de sueño diferente. En términos generales, para que un niño en etapa escolar funcione bien, con ánimo para aprender, debiese dormir entre 10 a 12 horas. Mientras que el adolescente, entre 8 a 10 horas, aproximadamente.
Consejos para que los niños logren dormir:
> Organizar las comidas con horarios.
> Establecer los horarios de descanso.
> Preparar al niño cuando se acerca la hora de dormir. Por ejemplo, seguir una rutina que sea bañarlos, contarles un cuento y acostarlos, apagando las luces y eliminando ruidos molestos.
> No ofrecerles alimentos con cafeína (bebidas cola) ni altos en azúcar en las horas previas a ir a la cama.
> Que el dormitorio sea un lugar de descanso, sin aparatos audiovisuales.
> En relación a los adolescentes, se sugiere fuertemente que los celulares sean cargados fuera de su dormitorio.
> En vacaciones puede haber mayor flexibilidad, pero el ideal es que el momento de dormir no se atrase más de un par de horas de lo habitual.