Clínica Universidad de los Andes / Noticia

¿Existe el Viejito Pascuero?

Es importante entregar una respuesta acorde a la edad de los niños.
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Alimentar en los niños fantasías como la existencia del Viejito Pascuero o el conejo de Pascua contribuye a generar recuerdos agradables de la infancia, a desarrollar una emocionalidad positiva y a reforzar la formación de valores como la generosidad, amor y entrega a los demás.

Mónica Espinoza, psicóloga infantil de Clínica Universidad de los Andes, explica que hay que aprovechar estas creencias ya que permiten generar experiencias familiares de unión, esperanza y acogida, pero sin poner el foco en los personajes de fantasía:“la figura del Viejo Pascuero está enraizada en nuestra cultura y la publicidad nos “invita” a adoptarla como parte de nuestras vidas y la de nuestros hijos. Por lo tanto, más que luchar contra ella (si es que no estamos de acuerdo), es importante poder vincularla a valores que como familia queremos entregarles a los niños como, por ejemplo, generosidad, acogida, amor y entrega incondicional a los demás”.

“En la medida en que más significativas sean estas experiencias en lo afectivo, más duradero será el recuerdo y, por ende, más repercutirá en la forma en que actuamos y nos relacionamos con los demás en el futuro”, agrega.

Sin embargo, llega un momento en que los niños comienzan a presentar dudas sobre su verdadera existencia, ¿cómo enfrentarlo?

Ante las primeras dudas, se debe tratar de averiguar en qué etapa de cuestionamiento está el niño, previo a dar una respuesta definitiva. Por lo tanto, cuando pregunta “¿existe el Viejito Pascuero?” Tratar de responder: ¿qué crees tú?, ¿de dónde sacaste esa idea?

Si se trata de un niño pequeño, de aproximadamente cinco años, es recomendable mantener la ilusión mientras sea posible, creando respuestas que alimenten la fantasía. Sin embargo, también es importante validar sus dudas, asumiendo y aceptando que hay cosas que son difíciles de explicar o entender, incluso para los adultos, como que los renos vuelen o que el Viejito Pascuero alcanza a visitar todas las casas del mundo en solo una noche.

A partir de los siete u ocho años, los niños pueden hacer mayores diferencias entre fantasía y realidad porque el pensamiento se vuelve más complejo, por lo que es previsible que comiencen a tener mayores dudas al percibir que hay elementos que no corresponden a la realidad. Además de que están más expuestos en el colegio y en el grupo de amigos.

“Cuando el niño o la niña está seguro de la inexistencia del Viejo Pascuero o el ratón de los dientes, lo mejor es decir la verdad, de una manera clara y simple. Es bueno incluir que, como padres, en la infancia también creímos en el Viejito Pascuero y lo entretenido que fue vivirlo. De esta forma, se motiva e invita al niño a ser cómplice de esta ilusión para sus hermanos o primos menores”, afirma la especialista.


Para ayudar a hacer más significativa esta celebración, es recomendable, que en la medida en que los niños van creciendo, tengan un rol cada vez más activo. Esto se puede lograr promoviendo que participen armando el pesebre, preparando alguna actuación o villancicos navideños, entre otras.

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