Vivamos una Navidad con sentido
El 24 de diciembre es un día muy especial para los cristianos, ya que se celebra el nacimiento de Jesús en Belén. Si bien se trata de una celebración que tiene un origen religioso, y muchas familias lo festejan como tal, puede tener significados diferentes para cada persona siendo, en general, un momento de agradecimiento, solidaridad, unión familiar, reflexión y espiritualidad.
Sin embargo, con un estilo de vida acelerado y un enfoque cada vez más comercial, muchas veces el verdadero sentido de Navidad se pierde entre las compras, los compromisos y el apuro propio de fin de año. En ese contexto, detenerse, reflexionar y transmitir valores cobra especial relevancia.
Mónica Espinoza, psicóloga infantojuvenil de Clínica Universidad de los Andes, comenta que “independiente del grado de espiritualidad que exista en cada hogar, es importante recordar que se trata de una tradición cristiana de paz y alegría, donde lo más importante es la unión de las familias, el reencuentro y el compartir”.
Por esto, es importante ser coherentes con lo que se piensa y enseñar a los hijos cuál es el significado de la Navidad, centrando la atención en la llegada de Jesús al mundo y que alrededor de este hito se realicen las celebraciones, comidas, regalos y otras actividades.
Una oportunidad para fortalecer vínculos familiares
Vivir la Navidad con sentido no solo ayuda a reducir el estrés propio de la fecha, sino que también refuerza valores que los niños atesorarán para siempre. Crear tradiciones, mantener momentos de conexión y compartir espacios simples son claves para generar recuerdos significativos.
La psicóloga destaca que “la Navidad es una gran oportunidad para enseñar y compartir valores, practicar la empatía y solidaridad, y pensar en quienes más lo necesitan. También es un momento ideal para que los niños participen en los preparativos: decorar, armar el pesebre, cantar villancicos o cocinar juntos”.
Las acciones sencillas pueden transformar esta fecha en un momento más humano y cercano. Algunas ideas para vivir una Navidad verdaderamente significativa:
- Visitar a un familiar, vecino o persona que necesite compañía.
- Preparar juntos el pesebre, el árbol y la mesa familiar.
- Cantar villancicos o leer relatos de Navidad con los más pequeños.
- Organizar una campaña solidaria o preparar una caja navideña para quien lo necesite.
- Hacer un “amigo secreto” con cartas, mensajes de cariño o pequeños detalles hechos en familia.
Estos gestos ayudan a reforzar el valor de la generosidad, la moderación y el compartir, especialmente en un contexto donde predomina lo material. “Demostrar con nuestro ejemplo es el mejor aprendizaje para los niños; no se trata de la cantidad de regalos, sino del cariño y el tiempo que compartimos”, señala la psicóloga.
La Navidad es, en esencia, un momento para reencontrarnos, agradecer y compartir con quienes más queremos. Y también para acompañar a quienes están solos, construir comunidad, cuidar los vínculos y enfocarnos en las personas.
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