Este programa cuenta con subespecialistas en patologías fetales para brindar atención integral a embarazos de alto riesgo o con malformaciones. Dispone de un equipo multidisciplinario, tecnología avanzada y recursos para el diagnóstico, tratamiento y cirugías intrauterinas.
Incluye acompañamiento perinatal para apoyar a familias ante complicaciones graves, malformaciones o riesgo vital del bebé, con atención de psiquiatras, psicólogas y matronas, tanto en consulta como en hospitalización. También se ofrece apoyo psicológico en la UCI Pediátrica.
Nuestra Clínica se destaca por una baja tasa de cesáreas y amplia experiencia en embarazos de alto riesgo y cirugías materno fetales.
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El líquido amniótico es un fluido que rodea y protege al feto en el interior del útero durante el embarazo. Contiene células y otras sustancias que pueden proporcionar información sobre la salud y el desarrollo del feto.
La amniocentesis es un procedimiento que se realiza durante el embarazo, por un médico especialista en embarazos de alto riesgo, en el cual se extrae una muestra de líquido amniótico.
En Clínica de la Universidad de los Andes contamos con el Programa de Apoyo al Embarazo de Alto Riesgo que dispone de subespecialistas en las diferentes patologías fetales, para ofrecer una atención integral a las embarazadas de alto riesgo o con diagnóstico de malformaciones en el niño, y que son los que están a cargo de realizar la amniocentesis.
Se trata de un equipo multidisciplinario, que cuenta con moderna tecnología y todo lo necesario para el estudio y tratamiento de las complicaciones del embarazo y la realización de cirugías intrauterinas.
El procedimiento consiste en introducir una aguja larga y delgada a través de la pared abdominal y dentro del útero de la madre para extraer una cantidad de líquido amniótico que será analizada posteriormente.
La cantidad específica varía según las semanas de embarazo y el objetivo del examen. La punción descrita se realiza bajo visión ultrasonográfica.
Habitualmente no se usa anestesia para su realización, ya que no es doloroso (produce una molestia similar a la de una punción para sacar sangre).
El procedimiento suele durar entre 20 y 30 minutos, aunque la inserción de la aguja y la extracción del líquido se realiza en pocos minutos.
Por lo general no es necesario el uso de anestesia, ya que la molestia es mínima y breve.
La amniocentesis se utiliza para:
El procedimiento generalmente se puede realizar durante todo el embarazo a partir de las 15 semanas, dependiendo de su indicación.
El procedimiento generalmente se puede realizar durante todo el embarazo a partir de las 15 semanas, dependiendo de su indicación.
Las mujeres a las que se le recomienda realizarse este procedimiento son:
Por tratarse de un procedimiento invasivo, no está libre de algunos riesgos, aunque estos son muy bajos, siendo todos ellos menores al 1% de los casos.
Puede asociarse, por ejemplo, a rotura precoz de membranas, pérdida fetal o infección intrauterina.
La prueba la realizan ginecólogos obstetras especialistas en embarazos de alto riesgo. En tanto, el análisis de los resultados es llevado a cabo por ellos o por un genetista clínico, para identificar anomalías cromosómicas o genéticas.
Algunas sugerencias para la madre después del procedimiento son:
Estos son los servicios relacionados:
Dispone de subespecialistas en las diferentes patologías fetales, para ofrecer una atención integral a las embarazadas de alto riesgo o con diagnóstico de malformaciones en el niño.
Cuenta con un equipo multidisciplinario, moderna tecnología y todo lo necesario para el estudio y tratamiento de las complicaciones del embarazo y la realización de cirugías intrauterinas.
Busca entregar una atención integral a la mujer en la etapa del embarazo (gestación, parto y puerperio). Esta unidad está capacitada para establecer un diagnóstico prenatal acabado y controlar los embarazos de alto riesgo.
Esta patología se presenta en el 6% de los embarazos y se asocia a anomalías en la función de la placenta. Cuando un feto crece por debajo del promedio para su edad gestacional, es necesario estudiar el funcionamiento de la placenta para determinar si existen anomalías responsables de una disminución del aporte de oxígeno y nutrientes hacia el hijo/a, así como descartar que la causa del bajo peso sea una malformación congénita, genopatía o infección.
Frecuentemente se concluye que la situación es normal y el menor peso está asociado, por ejemplo, a la estatura de los padres. La Restricción en el Crecimiento Intrauterino (RCIU) debe ser diagnosticada y tratada pues esta patología aumenta la morbilidad y la mortalidad perinatal, debido a complicaciones neonatales, daño neurológico u otras enfermedades. También en la etapa infantil se puede ver afectado el desarrollo neurológico y en la vida adulta existir mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 e hipertensión arterial.
Estos embarazos deben interrumpirse de forma prematura antes que la falta de oxígeno produzca daño neurológico. Constituye todo un desafío para el equipo médico identificar el momento preciso en que intervenir, antes de que la hipoxia produzca daños neurológicos importantes y, por otra parte, lograr que transcurran la mayor cantidad de semanas, para aumentar las posibilidades de sobrevida de ese niño bajo los cuidados de los profesionales de neonatología. Para identificar ese momento existen una serie de métodos de vigilancia que permiten evaluar las manifestaciones fetales a la insuficiencia placentaria: la curva de crecimiento fetal, el test no estresante, el perfil biofísico, la evaluación del líquido amniótico y la ecografía con velocimetría Doppler.
El uso de estos mecanismos permite vigilar permanentemente al feto y realizar de la manera más informada el balance entre los riesgos que un feto prematuro tiene a las diferentes edades gestacionales y los riesgos de la hipoxia crónica intrauterina.
Como Unidad nos enfrentamos con más frecuencia a mujeres con cardiopatías congénitas operadas o no, que llegan a la etapa adulta y que buscan embarazo y que constituyen el 1% de las mujeres embarazadas. Dado los cambios fisiológicos que ocurren en el embarazo, es importante que un especialista en medicina materno fetal junto a un cardiólogo especialista en cardiopatías congénitas, entreguen la mejor atención a este grupo de pacientes.
Dado el cambio del perfil epidemiológico de la población de embarazadas, es relevante mencionar que contamos con médicos obstetras especializados en la atención de mujeres con estas características, como también un apoyo interdisciplinario con cardiólogos, electrofisiólogos y médicos intervencionistas de vasta experiencia en la atención y seguimiento de estas pacientes.
Este equipo multidisciplinario será capaz de controlar a estas pacientes de alto riesgo para que el resultado perinatal sea el más adecuado posible.
Es uno de los riesgos más importantes en embarazos múltiples. Si no se trata a tiempo, puede causar la muerte de los fetos en gestación. El Síndrome de Transfusión Feto-Fetal (TFF) es una patología que afecta entre un 10% a 15% de los embarazos gemelares monocoriales, es decir, gemelos que comparten una sola placenta. Esta anomalía consiste en un flujo desequilibrado de sangre de un gemelo a otro, provocando que un feto esté anémico y que el otro este pletórico de sangre. En el Síndrome de Transfusión Feto-Fetal, hay un gemelo que es donante y otro que actúa como receptor.
El feto donante recibe poca sangre, por lo que su orina será escasa y su líquido amniótico también, quedando pegado a la pared uterina de la madre. En cambio, su gemelo receptor recibe mucha sangre, orinando en exceso y generando una gran cantidad de líquido amniótico. En este caso, puede surgir un problema cardiaco por esfuerzo.
La mortalidad de este síndrome es alta y depende del compromiso hemodinámico, es decir, si la sangre está llegando a los órganos. Sin tratamiento la mortalidad es de un 80%. Con tratamiento adecuado la sobrevida es de un 80%. Para detectar esta enfermedad, es necesario que el médico realice el diagnóstico mediante una ecografía en la cual evalúe los siguientes criterios:
El diagnóstico de esta anomalía se debe hacer siempre antes de las 26 semanas de gestación, mientras que a la semana 21 se puede comenzar el tratamiento.
Existen dos tipos de tratamientos:
Psiquiatría Adulto - Psiquiatría Perinatal - Apoyo al embarazo de alto riesgo
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