Clínica Universidad de los Andes / Noticia

Cambios sicológicos que vive una embarazada

Al igual que en la adolescencia, durante la gestación se producen alteraciones en el cerebro de la mujer.
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Durante el embarazo ocurren importantes cambios físicos y psicológicos, tales como grandes fluctuaciones hormonales, cambios en el cerebro materno, integración del rol materno a la identidad de la mujer, adaptación de la forma de ser pareja, entre otros, lo que convierte a esta etapa de la vida de la mujer en una en que es más probable que se desarrollen complicaciones en el ámbito de salud mental.

Dicha vulnerabilidad psicológica en algunos casos puede derivar en depresión postparto u otros trastornos ansiosos. Es sabido que alrededor del 15% de las mujeres embarazadas o en etapa postparto desarrollarán algunas de estas complicaciones de la salud mental.

En relación a estos cambios, la psicóloga estadounidense Aurelie Athan, profesora de la Universidad de Columbia, el año 2008, propuso el término "matrescencia", que surge como una forma de referirse a la idea de que la maternidad comparte muchas características que se conocen típicamente como propias de la adolescencia.

“El concepto de matrescencia nos explica los profundos cambios que ocurren en el cerebro de una embarazada, de la misma manera que suceden en la etapa de la adolescencia. Estos cambios tienen un sentido adaptativo. Surgen para un adecuado desempeño del rol materno, sin embargo, significa un desafío psicológico importante para la mujer acomodarse a este funcionamiento diferente”, comenta Paulina Nitsche, psicóloga perinatal e integrante del Programa de Apoyo al Embarazo de Alto Riesgo de Clínica Universidad de los Andes.

Algunos de los aspectos que tanto adolescencia como maternidad tienen en común son:

  1. Se genera una poda neuronal y se activan áreas del cerebro que serán útiles para la nueva etapa: el cerebro elimina conexiones neuronales que parecen ya no ser útiles para la nueva etapa que comienza, enfocándose en el ejercicio de la maternidad. Lo mismo ocurre en la adolescencia como preparación para la vida adulta.
  2. Se vive una crisis de identidad: surgen las preguntas “quién soy”, “cómo integro los distintos roles en mi vida”, “cuál es el sentido de mi vida”.
  3. Se genera un cuestionamiento a las figuras de apego de la infancia: es un proceso de diferenciación en que se revisa la relación con dichas figuras, principalmente la madre, y se eligen consciente e inconscientemente aspectos a repetir y otros a cambiar.

Estos cambios fisiológicos estarían generados por las hormonas, las que tienen un rol fundamental en ambas etapas, y generan un ajuste a nivel psicológico en términos de definición de identidad, lo cual requiere habitualmente revisar la relación con las figuras de apego y los modelos que ellos representan.

Paulina Nitsche explica que “no que es que la maternidad nos ponga inmaduras emocionalmente como en la adolescencia, pero tendremos desafíos muy similares. El movimiento psicológico es inmenso”.

Cuidados psicológicos durante el embarazo

“Si el entorno cercano o la sociedad le sigue exigiendo a la mujer que funcione como antes de quedar embarazada, lo más probable es que se genere una tensión que puede resultar en complicaciones importantes en su salud mental”, sostiene Nitsche.

Por el contrario, si es que el entorno de la mujer en etapa perinatal conoce y acepta las nuevas necesidades de la mujer y responde sensiblemente a ellas, muy probablemente se disminuiría el riesgo de desarrollar complicaciones como la depresión postparto. Entendiendo que muchas veces la depresión es el resultado de periodos prolongados de estrés psicológico, es decir, sensación de tener que dar más de lo que se es capaz en determinado momento.

Así, “los profesionales de la salud que trabajan en maternidad deben estar capacitados para detectar a tiempo cuando el escenario psicológico de la mujer está manifestando síntomas que se escapan de lo esperable, para poder prevenir complicaciones más graves y apoyar a tiempo”, recomienda la especialista. Para eso, agrega, “lo principal es conocer qué es lo esperable, para no sobrepatologizar, y para que no seamos nosotros como sociedad los que enfermemos a las mujeres en esta etapa por no comprender todo lo que ella está viviendo”.

Finalmente, la psicóloga hace un llamado a las mujeres para que también se informen y eduquen en relación a estos cambios: “será también una buena forma de comprender lo que están viviendo y detectar a tiempo cuándo pueden estar necesitando apoyo profesional adicional”.


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