Clínica Universidad de los Andes / Noticia

Cáncer de cuello uterino, el más prevenible entre las mujeres

La vacunación contra el virus papiloma humano, principal causante, y la pesquisa a tiempo con el Papanicolau, son las herramientas más importantes para prevenirlo y evitar complicaciones.
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De acuerdo a cifras de GLOBOCAN, el cáncer cervicouterino es el cuarto más común en las mujeres en Chile y el mundo. Es así como el año 2020, se notificaron 1.503 casos nuevos y hubo 799 muertes por su causa en el país. Casi todos se vinculan a una infección por virus papiloma humano(VPH), específicamente los genotipos 16 y 18, responsables de casi el 70% de los casos.

El cáncer cervicouterino es un tipo de cáncer que se produce en las células del cuello uterino, la parte inferior del útero que se conecta con la vagina, y está relacionado a la infección persistente por virus papiloma humano, que afecta a mujeres de cualquier edad, pero es más frecuente entre los 30 y 40 años, y entre los 55 y 65 años.

  • Los síntomas de cáncer cervicouterino generalmente aparecen en etapas más avanzadas y pueden ser:
  • Sangrado posterior a relaciones sexuales: es el único síntoma que puede dar un cáncer inicial.
  • Sangrado genital (vaginal) abundante.
  • Flujo genital de mal olor.
  • Dolor pélvico.
  • Dolor lumbar.

“Se trata de un cáncer que da síntomas difíciles de manejar, cuyo tratamiento puede dejar secuelas importantes y que es causa de muerte en mujeres jóvenes. Sin embargo, es un cáncer que se puede y debe prevenir”, asegura el Dr. Rafael Jensen, ginecólogo oncólogo de Clínica Universidad de los Andes.

Se estima que el VPH está presente en el 80% de la población sexualmente activa. Si bien en este grupo lo más habitual es que no produzca síntomas ni tenga consecuencias, en algunas ocasiones, puede provocar lesiones precancerosas (neoplasia intraepitelial), que tienen el potencial para progresar a cáncer cervicouterino, además de tumores en la vagina, vulva, ano, pene y zona posterior de la garganta. Asimismo, esta familia de virus puede producir verrugas en cualquier zona del cuerpo, incluyendo los genitales y cuello uterino, donde se conocen como condilomas.

Para dar a conocer las medidas de prevención de esta enfermedad y la importancia de llevarlas a cabo de manera sistemática, cada 26 de marzo, se conmemora el día mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino.

Principales herramientas de prevención de cáncer de cuello uterino

Vacuna

Desde el año 2014, la vacuna contra el VPH forma parte del Programa Nacional de Inmunización y está dirigida a niñas y niños, a los que se les aplica en dos dosis: en cuarto y quinto básico, es decir, entre los 9 y 13 años, aproximadamente, edades en que se logra una mejor respuesta inmunológica. Las vacunas están dirigidas a los tipos de virus 16 y 18, pero también son muy eficaces en la prevención de lesiones cervicales precancerosas causadas por estos tipos de virus.

Estudios en poblaciones vacunadas muestran que, al recibir la vacuna según este esquema, prácticamente no hay casos de cáncer. Por esto, que 90% de las niñas sean vacunadas contra el virus del papiloma humano antes de los 15 años es uno de los pilares del plan de la OMS para cumplir con su objetivo de, aquí al año 2030, erradicar este tipo de cáncer.

“La vacuna es la principal medida de prevención en la actualidad y su objetivo es reducir las cifras de incidencia y mortalidad por cáncer de cuello del útero, pero este efecto se verá en 10 a 15 años más por lo que todavía es muy importante mantener el control ginecológico al día”, explica el Dr. Rafael Jensen. 

Exámenes Papanicolau y PCR

El cáncer cervicouterino puede prevenirse detectando precozmente la infección de virus papiloma humano. Esto solo es posible con los exámenes del control ginecológico anual, en el que se realiza el Papanicolau (PAP) o la tipificación viral (PCR) que es una técnica más reciente y precisa. Mediante estos exámenes, se pueden detectar la presencia del virus o alteraciones en las células. El VPH es detectable antes de que dé complicaciones con el PAP y PCR. Es muy importante descubrir de forma temprana las lesiones producidas por el virus para poder resecarlas (extirpar) antes de que se transformen en cáncer.

Asimismo, de haber una infección, con el Papanicolau y tipificación viral es posible detectarla a tiempo para comenzar un tratamiento antes de que las lesiones de transformen en cáncer. “Lo más importante es prevenir el cáncer cervicouterino. Las lesiones precancerosas se pueden tratar y cortar el proceso que terminaría en cáncer, el que se puede curar si se diagnostica en etapas tempranas y se trata de inmediato”, concluye el Dr. Jensen. 

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