Clínica Universidad de los Andes / Noticia

¿Cómo evitar los incómodos síntomas del colon irritable?

Entre el 10% y el 20% de la población sufre de este molesto síndrome que puede afectar la calidad de vida de hombres y mujeres.
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El síndrome de intestino irritable SII, también conocido como “colon irritable” es un molesto y frecuente dolor abdominal que muchas personas sufren (10 a 20% de la población). Se trata de una afección crónica caracterizada por la presencia de dolor abdominal recurrente asociado a alteraciones del ritmo deposicional, ya sea en forma de diarrea, estreñimiento o de ambas.

Se puede desencadenar después de una infección intestinal o puede haber otros desencadenantes, como el estrés o ciertos alimentos, aunque habitualmente su origen tiene múltiples causas.

¿Qué hacer para evitar sus síntomas?

  • Dieta: Estará orientada según el síntoma que predomine, ya sea con aumento o disminución de fibra según predomine la diarrea o la constipación. En todos los casos se aconseja disminuir la ingesta de grasas saturadas, los aliños, los embutidos, la cafeína, alcohol, las bebidas con gas, el cigarrillo, los alimentos altos en azúcares refinados y los que generan flatulencia como los derivados del cole y ciertos granos.
  • Ingesta de agua: Es fundamental beber al menos 2 litros de agua al día para mantener un adecuado tránsito intestinal.
  • Comer varias veces al día porciones pequeñas: Evitar el ayuno prolongado ayuda a regular los movimientos el intestino.
  • Hacer ejercicio: Puede ayudar a aliviar los síntomas ya que mejora la digestión, y se logra un mejor manejo del estrés.

Si bien el SII tiene criterios diagnósticos bien claros, muchas veces los síntomas se confunden con otros cuadros cuyo tratamiento y pronóstico son totalmente distintos, por lo que siempre es adecuado consultar a un especialista.

¿Qué pasa en el caso de los niños?

La Dra. Bernardita Romero, gastroenteróloga infantil de Clínica Universidad de los Andes, señala que lo importante en niños es descartar otras patologías con sintomatología similar.

“Hay síntomas que pueden confundir y otros que son una señal de alarma, como alteraciones en el peso, hemorragias digestivas, diarreas o vómitos, por ejemplo”.

La especialista indica que aquellos pueden ser signos de problemas como úlceras, enfermedades celíacas o mal de Crohn que, aunque menos frecuentes, también han aumentado en la población infantil.

Cuando se logra establecer el diagnóstico, el tratamiento apunta a intervenciones biopsicosociales, evitando el uso de fármacos. “La idea es manejar la sintomatología que tiene tratamiento u ofrecer apoyo conductual y psicológico, en especial frente a la presencia de factores ambientales, como estrés, maltrato o bullying”.

Aunque no está comprobado que sea una causa, hay estudios que muestran que cambios en la dieta pueden ser útiles, como eliminar alimentos irritantes o flatulentos, que agravan las molestias. Asimismo, aplicar técnicas de relajación y potencia la actividad física de manera regular ayuda al bienestar del niño.

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