Diabetes: una nutrición adecuada es la gran aliada en la prevención de complicaciones
Desde 1980, el número de personas que padecen diabetes ha aumentado casi cuatro veces a nivel mundial. Esto se puede explicar por el incremento de sobrepeso u obesidad dado, principalmente, por hábitos de alimentación poco saludables, además de las altas tasas de sedentarismo.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud de Chile 2016-2017, la prevalencia de diabetes en nuestro país es del 12,3% y se estima que ha aumentado en los últimos años. Con esto, al menos, 1 de cada 10 personas en Chile padecería esta enfermedad.
"La realidad de la diabetes en Chile y el mundo es muy preocupante, sobre todo, considerando que el alza permanente del azúcar en la sangre puede dañar el corazón, los riñones, la retina y el sistema nervioso", enfatiza la Dra. Camila Hernández Soto, diabetóloga del Programa de Diabetes de Clínica Universidad de los Andes.
Esta es una enfermedad crónica que se produce por una alteración en el funcionamiento de la insulina, hormona responsable de metabolizar la glucosa (azúcar de la sangre) en las células. La diabetes tipo 1 es originada por un daño autoinmune en el páncreas, mientras que la diabetes tipo 2 se debe principalmente al sobrepeso y la obesidad.
Importancia de una dieta equilibrada
La diabetes y sus complicaciones se pueden prevenir adoptando hábitos saludables. Si bien una dieta sana y equilibrada es recomendada para toda la población, en el caso de las personas con diabetes se vuelve clave: “hábitos de alimentación saludable es un concepto que va más allá de solo de ‘hacer dieta’. Es un elemento central del manejo médico de las personas con diabetes, un tratamiento que no viene en una pastilla”, explica la especialista.
Como base para una alimentación saludable se aconseja regular el consumo de hidratos de carbono, sal y grasas saturadas. Actualmente la evidencia científica llegó a la conclusión de que la mejor "dieta" es aquella que se logra mantener de manera sostenida en el tiempo.
Sin embargo, en cuanto a patrones específicos, hay evidencia de que si se tuviera que elegir uno, este sería el de alimentación mediterránea, el que incluye como alimentos principales los productos derivados del aceite de oliva, pescados, frutos secos, frutas y verduras, con menor consumo de carnes rojas y sin alimentos ultraprocesados o altos en azúcares.
Una recomendación es dividir el plato en cuartos:
- ¼ de cereales integrales o carbohidratos ricos en fibra y mínimamente procesados, como pasta o arroz integral
- ¼ de proteínas como pescado o pollo magro (sin grasa)
- ½ porción de verduras, incluyendo fruta
Asimismo, se debe evitar los alimentos y bebidas con azúcar.
“Lo más importante es asegurarse de obtener todos los nutrientes que el cuerpo necesita a través de un plan de alimentación diverso, que no excluya ningún macronutriente. Nuestra dieta debe incorporar carbohidratos, proteínas y grasas saludables en una justa proporción”, recalca la Dra. Hernández.
Además, es clave entender que cada persona tiene preferencias alimentarias específicas, por lo que es importante contar con planes de alimentación que sean individualizados, motivo por el cual se requiere el apoyo de un nutricionista.
Tampoco se puede dejar de lado la actividad física, indispensable para tener una buena salud. Los músculos necesitan glucosa para funcionar, por lo que, en el caso de pacientes con diabetes, el ejercicio ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre. Mientras mayor es la intensidad y el tiempo de este, más azúcar se consume, por lo que se recomienda realizar un mínimo de 30 minutos diarios. Siempre se puede empezar con algo, desde una caminata hasta ejercicios de mayor complejidad.
Finalmente, es fundamental también contar con una buena hidratación, ya que el agua es uno de los componentes principales de nuestro organismo y ayuda a apoyar sus funciones vitales, además de regular la sensación de saciedad y el apetito.