Actualización al 2020
Las hemorroides son cojines vasculares que se encuentran en el canal anal y forman parte de la anatomía normal del ser humano. Dentro de sus funciones más relevantes se encuentra la continencia anal, es decir, evita el escape de gases y deposiciones. Sin embargo, debido a cuadros de estitiquez, diarrea, ejercicio con gran fuerza abdominal, tos crónica, largo tiempo en el baño al defecar y parto en las mujeres, aumenta su tamaño, pudiendo provocar molestias como sangrado, dolor y prolapso (sensación de bulto anal). Una situación distinta presenta quienes tienen síntomas o complicaciones derivadas de las hemorroides, pero tienen un hábito defecatorio normal. Estas personas presentan una enfermedad hemorroidaria.
Solo entre un 5% y un 10% de todos los pacientes con enfermedad hemorroidal requerirán cirugía, ya que está reservada para la enfermedad hemorroidal que no ha presentado respuesta a tratamiento médico o a procedimientos menores y, para hemorroides internas y externas con prolapso significativo (grado III y IV).
Hemorroides externas:
Sangrado
Picazón o irritación en la zona anal
Dolor o molestia
Inflamación
Hemorroides internas:
Sangrado indoloro durante las deposiciones
Dolor e irritación
Hemorroides trombosadas:
Dolor
Inflamación
Hemorroidectomía: este procedimiento quirúrgico es el más clásico y efectivo para tratar las hemorroides graves o recurrentes. Se realiza con anestesia local combinada con sedación, anestesia espinal o anestesia general, y consiste en la extirpación del exceso de tejido que causa el sangrado ligando los pedículos y cerrando el defecto en la mucosa. Este procedimiento quirúrgico se puede realizar de manera abierta o cerrada. En la técnica abierta, se espera que el defecto cierre por segunda intención, en 4 a 8 semanas. Mientras que en la técnica cerrada se sutura la piel.
Cabe destacar, que en ambas técnicas el posoperatorio suele ser doloroso para los pacientes, pero el dolor puede ser aliviado con medicamentos.
Además, existen otras complicaciones como el sangrado (5%), la retención de orina (0.2%), incontinencia fecal (2 – 12%), estenosis anal (0 – 6%), infección (0 – 6%) e impactación fecal (0.4%).
Hemorroidopexia (PPH): este procedimiento quirúrgico bloquea el flujo sanguíneo al tejido hemorroidal y consiste en remover un rodete cilíndrico de mucosa y submucosa rectal, incluyendo tejido hemorroidal proximal a la línea dentada, creado una anastomosis circunferencial con stappler. Esta indicacdo en aquellos pacientes con prolapso hemorroidario y un componente externo ausente o escaso. Las principales ventajas de este procedimiento implican menor dolor que la hemorroidectomía y permite un retorno más rápido a las actividades regulares. Sin embargo, este procedimiento está asociado a mayor riesgo de recurrencia.