Clínica Universidad de los Andes / Noticia

La importancia de cuidarnos y prevenir en todas las etapas de la vida

El sentirse saludable no descarta, a cualquier edad, que haya factores en los que podamos influir favorablemente al hacer una evaluación preventiva.
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Una vez que se manifiesta una enfermedad puede ser mucho más difícil lograr la cura o controlar sus complicaciones, comparado a si se detecta en la etapa asintomática. Esto último es el objetivo de los chequeos preventivos, que son controles médicos, junto a la realización de exámenes, para pesquisar el comienzo de alguna enfermedad o la presencia de factores de riesgo que pudieran provocarla. Además, es posible conocer el estado de salud general y permite corregir y fomentar hábitos de vida saludables.

“Si bien la medicina curativa ha sido muy importante en mejorar la expectativa y calidad de vida, muchas veces las enfermedades (prevenibles o tratables en etapas tempranas) pueden ocasionar la muerte o importantes secuelas. Por lo anterior, es importante adelantarse a la etapa sintomática”, señala la Dra. Luz Martínez, Médico Jefe de la Unidad de Medicina Preventiva de Clínica Universidad de los Andes.

¿Qué incluye un chequeo preventivo?

La prevención y diagnóstico precoz de patologías es el objetivo de un chequeo preventivo, el que incluye:

  • Exámenes de laboratorio (sangre)
  • Exámenes de imágenes
  • Vacunas
  • Cálculo de puntajes de riesgo (por ejemplo, riesgo cardiovascular)
  • Educación
  • Generar cambios de conducta (realizar actividad física regular, mejorar nutrición, abstinencia de tabaco, identificar al bebedor problema, optimizar calidad de sueño y manejo del estrés)
  • Seguimiento de indicaciones

Es decir, no solo realizar una intervención, sino que controlarlas en el tiempo.

Chequeos preventivos por tramo de edad

  • De 18 a 40 años: es importante revisar si las vacunas indicadas están al día, educar en ciertas conductas de riesgo (consumo de drogas y de alcohol si va a conducir) y medidas de autocuidado en general. Además de la detección precoz de factores de riesgo o condiciones que pueden favorecer enfermedades a futuro. En el caso de las mujeres, es importante iniciar el examen de Papanicolau a los 25 años. Después de los 30, en tanto, se refuerzan estilos de vida saludable, incluyendo alimentación, actividad física, sueño y manejo del estrés.
  • A partir de los 40 años: detección de alteraciones del metabolismo (aumento de colesterol y azúcar) y de la presión arterial; comienzo de la detección precoz de algunos cánceres, como colon, mama y próstata.
  • Mayores de 50 años: en las mujeres, por ejemplo, se evalúan los efectos de la menopausia, además de mantener control de factores de riesgo y enfermedades, como colesterol, glicemia y presión altas. Asimismo, en hombres, se realizan exámenes para el diagnóstico precoz de cáncer de próstata.
  • Mayores de 70 años: además de todo lo anterior, se evalúa el deterioro cognitivo, alteraciones de la audición, estado de ánimo y condición física, elementos clave para tener un buen envejecimiento.

“De esta forma, el tipo de exámenes a realizar se personaliza en base al grupo de edad y a los factores de riesgo individuales, dado que lo anteriormente descrito son generalidades, que se pueden adaptar a los antecedentes personales y familiares de cada paciente. Por eso, independiente de la autopercepción de salud, el sentirse saludable no descarta, a cualquier edad, que haya factores en los que podamos influir favorablemente al hacer una evaluación preventiva”, finaliza la Dra. Martínez.

 

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