Clínica Universidad de los Andes / Noticia

Por qué los 40 años no perdonan a los hombres

A esta edad, comienzan muchos cambios. Sin embargo, con algunos ajustes en la rutina diaria, es posible recuperar energía, prevenir el sobrepeso y mejorar la calidad de vida.
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A partir de los 40 años, muchos hombres comienzan a experimentar un punto de inflexión en su salud. La energía disminuye, el cansancio se vuelve más frecuente, y la grasa abdominal empieza a acumularse con mayor facilidad. Además, comienzan a aparecer con más frecuencia problemas de salud como hipertensión, colesterol elevado o prediabetes, que antes parecían lejanas.

“Desde los 40, el metabolismo basal puede disminuir hasta un 1%, inclusive sin pérdida de masa muscular, por cada década. Si no existe una rutina de actividad física ni una alimentación adecuada, esta disminución puede ser aún mayor. Además, aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 e hígado graso”, explica el Dr. Phillip Foster, médico deportólogo del equipo de Medicina Deportiva de Clínica Universidad de los Andes.

Enfermedades frecuentes que pueden aparecer a partir de los 40

“Lo más complejo es que muchas de estas enfermedades son silenciosas, no presentan síntomas evidentes en sus primeras etapas. Por eso, los controles preventivos anuales son fundamentales”, agrega el Dr. Foster.

Actividad física: el mejor aliado

“El ejercicio regular no solo ayuda a mantener un peso y una composición corporal saludables. También mejora la resistencia, protege la masa muscular y reduce el riesgo de múltiples enfermedades crónicas”, comenta el especialista.

Desde esta edad, el objetivo no es alcanzar un rendimiento deportivo alto, sino mantener un cuerpo funcional, fuerte, activo y sano.

Algunas recomendaciones son:

  • Entrenamiento de fuerza 2 a 3 veces por semana: fundamental para evitar la sarcopenia (pérdida muscular), mejorar el equilibrio y prevenir lesiones.
  • Ejercicio aeróbico moderado: caminar rápido, trotar suave, andar en bicicleta o nadar ayuda a mantener la salud cardiovascular y controlar el estrés.
  • Movilidad y flexibilidad: incluir estiramientos o ejercicios de elongación para evitar dolores y mantener un buen rango de movimiento.
  • Evaluación inicial con un especialista: antes de comenzar cualquier rutina, es importante conocer el estado físico y los factores de riesgo individuales.

“El movimiento no es opcional, esesencial. Y debe adaptarse a cada etapa de la vida y condición de la persona”, añade el deportólogo.

Recomendaciones complementarias:

  • Cuidar la alimentación sin caer en extremos: reducir el consumo de azúcares simples, harinas refinadas y evitar el alcohol. Aumentar la ingesta de frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables.
  • Priorizar el descanso y la salud mental: dormir bien y reducir el estrés favorece el equilibrio hormonal y el control del apetito. Un buen descanso también mejora la recuperación física y la concentración.
  • Realizar un chequeo médico anual: controlar presión arterial, glicemia, colesterol y perímetro abdominal permite detectar a tiempo cualquier alteración.

Después de los 40, cuidar el cuerpo ya no es solo una cuestión estética: es una inversión directa en salud, bienestar y calidad de vida a futuro.

“Iniciar o retomar una rutina de ejercicios a esta edad puede marcar un antes y un después. Con apoyo profesional, es posible diseñar planes seguros, efectivos y sostenibles para cada persona”, concluye el Dr. Phillip Foster.