Clínica Universidad de los Andes / Consejos nutricionales / Enfermedad Celíaca
Recomendaciones nutricionales celíacos

Las siguientes recomendaciones, han sido elaboradas por el equipo de nutricionistas clínicas, encargadas de la atención de pacientes hospitalizados, para apoyar el tratamiento de la enfermedad celíaca, considerando que la alimentación sin gluten es el tratamiento principal para controlar los síntomas de la enfermedad y promover la curación del intestino.

Estas recomendaciones se han elaborado en base a información actualizada y basada en la evidencia científica disponible.

  • La enfermedad celíaca (EC) es una enfermedad crónica multisistémica, de alta prevalencia, con base autoinmune provocada por el gluten y prolaminas relacionadas, en individuos genéticamente susceptibles.
  • El gluten es una proteína presente en el trigo, la cebada y el centeno.
  • Con el tiempo, la reacción inmunológica al ingerir gluten genera una inflamación que daña el revestimiento del intestino delgado e impide que este absorba algunos nutrientes.
  • Se desconoce la causa precisa de esta enfermedad, pero los genes combinados con el consumo de alimentos con gluten y otros factores pueden contribuir.
  • Algunas veces se vuelve activa después de una cirugía, embarazo, parto, infección viral o estrés emocional severo.
  • Los síntomas típicos son la diarrea, distensión abdominal, pérdida de peso, fatiga, niveles bajos de hemoglobina (anemia) y osteoporosis.
  • No existe cura, pero para la mayoría de las personas, seguir una dieta estricta sin gluten (eliminar trigo, centeno, cebada, espelta, kamut, triticale y avena contaminada con gluten) puede ayudar a controlar los síntomas y promover la curación intestinal.
  • La dieta libre de gluten como tratamiento médico no contiene cero gluten, sino que se refiere a que en los alimentos para los celíacos el contenido de gluten esta debajo de un “punto de corte” (3 ppm en Chile), medido en partes por millón; este punto de corte define el nivel seguro de consumo para el celíaco.
  • Existe evidencia científica sobre la relación entre esta enfermedad, aparición de enfermedades autoinmunes, linfoma intestinal y tiempo de ingesta de gluten. La relación es directamente proporcional, a menor edad en el diagnóstico y menor tiempo ingiriendo gluten, menor sería el desarrollo de enfermedades autoinmunes y linfoma intestinal.

Desmitificando la Enfermedad Celíaca

Mito: Sólo se da en la infancia.

Realidad: Esta enfermedad se puede desarrollar y/o detectar a cualquier edad, aunque los síntomas de la enfermedad celíaca son diferentes según la etapa de la vida. 

Mito: La enfermedad celíaca es una alergia.

Realidad: No es una alergia, es una enfermedad autoinmune, sistémica y crónica, desencadenada por el consumo de gluten, que se da en personas predispuestas genéticamente. 

Mito: Es fácil de diagnosticar.

Realidad: Puede presentarse de diversas maneras, algunas muy sutiles, que pueden despistar al médico poco habituado a diagnosticarla.

Mito: El diagnóstico puede comprobarse sólo con unas simples pruebas sanguíneas.

Realidad: Sólo puede confirmarse o descartarse con una biopsia intestinal mientras el paciente recibe gluten. Las pruebas inmunológicas actualmente en uso orientan en la búsqueda, para definir que personas deberían hacerse una biopsia intestinal. Estas pruebas pueden tener “falsos positivos” y “falsos negativos”.

Mito: Los síntomas de los celíacos son las diarreas y los vómitos.

Realidad: La celiaquía se trata de un trastorno “multisistémico”, de modo que puede afectar a múltiples órganos y sistemas. 

Mito: Después de que la persona es diagnosticada y comienza su dieta, ya no necesita más cuidados.

Realidad: El celíaco necesita controles periódicos porque su anemia puede persistir, puede tener carencias de vitaminas, puede estar ingiriendo gluten sin saberlo, entre otros.

Mito: La dieta sin gluten adelgaza.

Realidad: El gluten no tiene nada que ver con las calorías. Los productos sin gluten pueden ser igual de calóricos que sus versiones con gluten y a menudo lo son mucho más. 

Mito: A mi como celíaco no me pasa nada por consumir un poco de gluten.

Realidad: Aunque no haya síntomas externos, el daño intestinal es el mismo para todos los celíacos. La dieta sin gluten estricta es durante toda la vida. 

Mito: Los celíacos nos podemos curar con los años. La celiaquía desaparece con el tiempo.

Realidad: Si se hace una dieta libre de gluten de por vida desaparecerán los síntomas de la celiaquía y enfermedades asociadas, pero la enfermedad celíaca no tiene cura en la actualidad. 

Mensajes educativos

El riesgo de EC es del 10% al 15% en personas que tienen un familiar de primer grado con EC. Antes se creía que la lactancia materna y retrasar la introducción del gluten de la dieta podría prevenir o retrasar la sensibilización al gluten, actualmente se sabe que retrasar la introducción del gluten y la lactancia materna no modifica el riesgo para la EC en lactantes de alto riesgo. (Rubin J., 2020)

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Se recomienda que una nutricionista especializada evalúe los casos nuevos de Enfermedad Celíaca para educar y guiar la dieta de estos pacientes, y así evitar el consumo de alimentos contaminados, la contaminación cruzada en el domicilio y otros problemas asociados a la terapia como el incremento excesivo de peso corporal. (Moscoso F., 2016)

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La susceptibilidad a la contaminación con gluten varia entre los pacientes con EC. Sin embargo una ingesta diaria de 30 mg parece no dañar la mucosa. Por lo tanto en la actualidad, se podría establecer un límite de seguridad entre 10-100 mg/día para los pacientes celíacos. (European Society for the Study of Coeliac Disease guideline for coeliac disease and other gluten-related disorders, 2019)

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Para niños de alto riesgo de EC, se recomienda introducir el gluten alrededor de los 6 meses de edad, idealmente mientras el niño aún toma pecho materno. (MINSAL, Guía Clínica, Búsqueda, Diagnóstico y Tratamiento de la EC., 2015)

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Una mala adherencia a la dieta libre de gluten es negativa para problemas específicos de salud , como el riesgo de linfoma y embarazo exitoso. La adherencia a la dieta generalmente conduce a una gran mejoría y curación de la mucosa intestinal, asociado a un descenso del riesgo de enfermedad cardiovascular y malignidad. Además la dieta podría ayudar a alcanzar el peso ideal, ya sea que una persona tenga bajo peso u obesidad. (European Society for the Study of Coeliac Disease guideline for coeliac disease and other gluten-related disorders, 2019)

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Por efecto de la contaminación cruzada un celíaco puede llegar a consumir 400 mg o más de gluten. En la casa, para evitarla se debe tener algunos utensilios propios para el celíaco, preferir utensilios de acero inoxidable, evitar el uso de utensilios de madera, cubrir la preparación sin gluten al usar el microondas, guardar el pan y otros alimentos con gluten en un mueble o sector aparte del usado para los elementos libres de gluten, poner los alimentos libres de gluten en la parte alta del refrigerador, entre otros. (MINSAL, Guía Clínica, Búsqueda, Diagnóstico y Tratamiento de la EC., 2015)

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La adherencia a una dieta sin gluten generalmente conduce a una mejora en la absorción de nutrientes. Sin embargo, una dieta sin gluten tiene limitaciones en el valor de los nutrientes y es necesario un control dietético permanente. (European Society for the Study of Coeliac Disease guideline for coeliac disease and other gluten-related disorders, 2019)

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Los pacientes con EC refractaria tienen mayor riesgo de desarrollar linfomas de células T. Estos pacientes, además de los que desarrollan mala absorción recurrente, dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso, a pesar de la adherencia a una dieta libre de gluten, requieren ser evaluados por el potencial riesgo de desarrollar cáncer de intestino delgado. (Rubin J., 2020)

 

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Con una dieta estricta sin gluten, las reservas de hierro suelen mejorar. Sin embargo, es necesario consumir alimentos ricos en hierro (almejas, carnes rojas, alga espirulina, entre otros), y en los casos severos o cuando el paciente no responde o no tolera la suplementación vía oral se puede necesitar terapia intravenosa de hierro para evitar la anemia. (European Society for the Study of Coeliac Disease guideline for coeliac disease and other gluten-related disorders, 2019)

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La restricción de gluten a largo plazo puede inducir riesgos para la salud, incluida la deficiencia nutricional, problemas cardiovasculares, así como una acumulación de metales pesados en el organismo. Las dietas sin gluten son ricas en lípidos, azúcares y sal, por lo tanto, su aporte energético es superior comparado con una dieta normal. Se debe preferir una dieta sin gluten en base a alimentos naturales por sobre los procesados. (Makovicky P., 2020)

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La EC puede dar lugar a una mala absorción de vitaminas liposolubles (D,E,A,K), ya que se absorben preferentemente a través del intestino delgado proximal. Los niveles de ciertos minerales, incluidos magnesio, cobre, zinc y selenio pueden ser bajos según la gravedad de la enfermedad y la ingesta dietética. Se recomienda la suplementación de vitaminas y minerales, además de una dieta libre de gluten hasta que el intestino sane y los niveles se normalicen. (Rubin J., 2020)

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La deficiencia de folatos mejora a medida que mejora la enteropatía subyacente. Una dieta sin gluten es típicamente baja en folatos. La suplementación de acido fólico y B12 ayuda a mejorar la ansiedad y depresión, y podría ser necesaria durante años. (European Society for the Study of Coeliac Disease guideline for coeliac disease and other gluten-related disorders, 2019)

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La intolerancia a la lactosa debería resolverse con la recuperacion intestinal resultante de la dieta libre de gluten. Sin embargo, puede que sea necesario suplementos de lactasa y consumo de productos con bajo contenido de lactosa a largo plazo. Se debe instruir a los pacientes para que no eviten todos los productos lácteos: los quesos maduros, el yogurt y otros productos lácteos fermentados (kefir) son naturalmente bajos en lactosa. (Rubin J., 2020)

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La intolerancia a la lactosa es común en la enfermedad celíaca, especialmente en la etapa temprana, lo que resulta en evitar lácteos y derivados, lo que puede contribuir a enfermedades osteopénicas. Si los niveles de vitamina D son bajos, es necesario suplementar y monitorizar la densidad ósea en pacientes recién diagnosticados. Se debe fomentar el consumo de alimentos ricos en calcio (lácteos, sardinas, almendras, entre otros), además de los suplementos de este mineral. (Rubin J., 2020)

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