Actualización al 2021
El estreñimiento y constipación es un síntoma y no una enfermedad. Se caracteriza por una disminución en la sensación de evacuación y dificultad para evacuar, la cual está asociada a una disminución en la frecuencia de evacuación inferior a tres veces por semana. Si bien el estreñimiento ocasional es más frecuente, hay muchas personas que tienen estreñimiento crónico (más de 6 meses de evolución), afectando la calidad de vida del paciente. Es importante considerar que el estreñimiento puede afectar tanto a la población pediátrica como adulta.
- Evacuar menos de tres veces a la semana.
- Deposiciones duras.
- Esfuerzo importante para evacuar.
- Sensación de evacuación incompleta.
Se produce cuando las deposiciones se mueven con mucha lentitud a través del colon y no pueden eliminarse de forma correcta. Eso hace que sean duras y secas, limitando una correcta digestión.
Algunas causas son obstrucción o estrechez del colon o recto, alteraciones en los nervios que se encuentran en esa zona, problemas en los músculos pélvicos y algunas enfermedades como diabetes, hiperparatiroidismo e hipotiroidismo pueden productor estreñimiento. El uso de fármacos también puede favorecer el desarrollo del estreñimiento, como es el caso de los antidepresivos, suplementos de hierro, opiáceos, antihipertensivos y diuréticos entre otros. Este síntoma, también puede presentarse durante el embarazo.
El tratamiento del estreñimiento implica un cambio en la dieta con un aumento en la ingesta de fibras, líquidos y un cambio en el estilo de vida. Fármacos como laxantes, supositorios o prokinéticos (aumentan la motilidad intestinal) son efectivos en el tratamiento del estreñimiento. Sin embargo, deben ser indicados por un médico. La evaluación y manejo por un kinesiólogo puede ser efectiva en pacientes que presenten un trastorno defecatorio. El tratamiento quirúrgico solo se realiza en casos muy justificados y después de realizar un estudio y evaluación exhaustiva de las causas y de la respuesta a los diferentes fármacos.
Siempre debe iniciarse con un tacto rectal dado que es fácil de realizar y entrega información útil sobres las posibles causas. La colonoscopía, la coloclisis y el enema baritado permiten descartar causas secundarias como tumores, pólipos o enfermedad diverticular. Exámenes como el estudio de marcadores del tránsito colónico, defecoresonancia y manometría anorectal, están indicados en caso de existir una falta de respuesta al tratamiento farmacológico.