Actualización al 2020
La pancreatitis consiste en la inflamación del páncreas, que se encuentra detrás del estómago en la parte media del abdomen y es una glándula alargada y aplanada que produce enzimas y hormonas. Las enzimas ayudan a la digestión, mientras que las hormonas ayudan a regular la forma en que el cuerpo procesa la glucosa.
Esta afección puede ser:
Los síntomas de la pancreatitis varían según el tipo de pancreatitis, es decir, si es aguda o es crónica.
Pancreatitis aguda:
Pancreatitis crónica:
La pancreatitis se debe a una activación de las enzimas digestivas cuando aún están en el páncreas, causando inflamación. Tras repetidos episodios de pancreatitis aguda, se daña el páncreas generándose una pancreatitis crónica. Cuando el páncreas está dañado, se forma un tejido cicatricial que produce la pérdida funcional de este, lo que puede causar problemas digestivos o diabetes.
El 80% de los casos de pancreatitis se debe a cálculos biliares y al consumo excesivo del alcohol. Otras causas menos frecuentes pueden ser hipercalcemia o hipertrigliceridemia (altos niveles de calcio o triglicéridos en la sangre), cirugía abdominal, ingesta de medicamentos, fibrosis quística, infección o lesión en el abdomen. En el 20% de los casos, no es posible descubrir una causa.
Dentro de los factores de riesgo se encuentran el alcoholismo, tabaquismo, obesidad y antecedentes de familiares con pancreatitis.
Para diagnosticar la pancreatitis se realizan análisis de sangre que pueden detectar niveles elevados de enzimas pancreáticas, análisis de heces, tomografía computarizada para detectar cálculos biliares y evaluar si existe inflamación del páncreas, ecografía abdominal o una resonancia magnética.
El tratamiento inicial se realiza bajo hospitalización y consiste en controlar la pancreatitis:
El tratamiento dependerá de la causa, por lo que puede consistir en lo siguiente:
Pancreatitis aguda:
Pancreatitis crónica: