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Crisis de pánico

Actualización al 2021

Una crisis de pánico corresponde a la aparición repentina de miedo o ansiedad intensa, de difícil control, que aparece de forma súbita y alcanza su máxima expresión en minutos. Durante esta, la persona puede experimentar una serie de síntomas físicos y psicológicos abrumadores que, muchas veces, la lleva a consultar pensando que está experimentando otras condiciones médicas graves.  

Las crisis de pánico pueden ocurrir en el contexto de varias patologías psiquiátricas, siendo una de las principales (pero no exclusiva) el trastorno de pánico, en donde ocurren crisis de pánico espontáneamente recurrentes, la cuales son acompañadas de ansiedad anticipatoria (miedo a que pueda venir una nueva crisis en cualquier momento) y conductas de evitación (dejar de hacer cosas por miedo a tener nuevas crisis).

En Clínica Universidad de los Andes contamos con una completa Unidad de Psiquiatría, que aborda la creciente necesidad de atención en esta área y cuenta con atención de llamada disponible las 24 horas.

Trastornos de ansiedad, cuadros depresivos, trastornos alimentarios y variadas alteraciones conductuales, son tratadas por el equipo médico de psiquiatras, que son parte de equipos multidisciplinarios orientados a brindar una atención completa y personalizada a los pacientes.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas de una crisis de pánico pueden variar de una persona a otra y pueden ser tanto físicos como emocionales. En general, suelen cumplirse cuatro o más de los siguientes:

  • Palpitaciones o taquicardia: sensación de que el corazón late rápidamente o con fuerza.
  • Sudoración excesiva: sudor frío o caliente, incluso cuando la temperatura ambiente es normal.
  • Temblores o sacudidas: pueden afectar a las extremidades o a todo el cuerpo.
  • Sensación de falta de aire o asfixia: dificultad para respirar o sensación de opresión en el pecho.
  • Mareos: sensación de desequilibrio o inestabilidad.
  • Sensación de irrealidad o desconexión: sentimiento de separación de la realidad, como si todo fuera irreal o como si se estuviera observando la situación desde fuera del cuerpo.
  • Temor intenso a perder el control, morir o volverse loco.
  • Malestar abdominal: náuseas, malestar estomacal o sensación de que algo está apretando el estómago.
  • Sensaciones de entumecimiento o cosquilleo: las que pueden afectar a las extremidades u otras partes del cuerpo.
  • Calofríos o sofocos: sensaciones de frío intenso o calor repentino.
  • Sensación de sofocación o ahogo: sentimiento de atrapamiento, sin suficiente aire.
  • Sensación de muerte inminente: temor abrumador de que algo terrible está a punto de suceder.

Es importante tener en cuenta que no todas las personas experimentan todos estos síntomas durante una crisis de pánico, y los síntomas pueden variar en intensidad de una crisis a otra.

¿Cuáles son las causas de las crisis de pánico?

Respecto a las causas de las crisis de pánico, estas dependen de las patologías en la cuales ellas se encuentren presentes. Sin embargo, a modo general, podemos decir que surgen del interjuego entre factores de vulnerabilidad biológicos, psicológicos y sociales.

Existe evidencia de que la predisposición genética juega un papel en la susceptibilidad a los trastornos de ansiedad en general, lo que incluye las crisis de pánico. Mas que haya un solo gen relacionado a ellos, se ha visto la influencia de cientos de estos, sin embargo, todos presentan un efecto pequeño y, por lo tanto, es más bien la interacción de muchos de ellos los que otorgan un mayor o menor riesgo. Lo que sí está claro es que tener antecedentes de trastornos de ansiedad en familiares de primer grado otorga más riesgo.

Por otro lado, a nivel de neurotransmisión cerebral (es decir, la forma como se comunican las neuronas de circuitos claves a nivel cerebral), se ha visto que desregulación en sistemas relacionados con la serotonina, norepinefrina y GABA tendrían relación con una hiperactividad del sistema límbico (particularmente la amígdala, una región cerebral clave en el procesamiento del miedo, funcionando como un verdadero sistema de “alarma” frente a la amenaza) y una pobre capacidad de la corteza prefrontal para regular y controlar estas respuestas emocionales.

A nivel de factores psicológico-ambientales, las experiencias tempranas adversas aumentan el riesgo de desarrollo futuro de trastornos de ansiedad, lo que sumado a factores estresores posteriores tanto de tipo crónico como recurrentes, sensibilizan al sistema de respuesta al estrés.

El consumo de sustancias psicoactivas y estilos de vida no saludables influyen también en la aparición de sintomatología. 

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de las crisis de pánico se realiza principalmente a través de una evaluación clínica realizada por un profesional de la salud mental, como un psiquiatra o psicólogo. El proceso de diagnóstico puede incluir los siguientes pasos:

  • Entrevista clínica: el profesional de la salud mental realiza una entrevista clínica exhaustiva para recopilar información sobre los síntomas, historia médica y psiquiátrica, y antecedentes familiares.
  • Descarte de otras condiciones médicas: es importante determinar si existen condiciones médicas que puedan estar causando o contribuyendo a los síntomas, como problemas cardiacos, enfermedades endocrinas o trastornos neurológicos. Esto puede requerir pruebas médicas adicionales, como análisis de sangre, electrocardiograma u otras pruebas de diagnóstico por imagen.
  • Evaluación de comorbilidades: se analiza si la existencia de otros trastornos mentales comórbidos, como trastorno de ansiedad generalizada, trastorno depresivo mayor u otros trastornos de ansiedad.
  • Historia del desarrollo: se puede recopilar información sobre la historia del desarrollo, incluidos eventos traumáticos o estresantes en la infancia o la adolescencia, así como factores genéticos o ambientales que puedan influir en el desarrollo del trastorno de pánico.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento de las crisis de pánico puede variar según las necesidades individuales de cada persona, pero generalmente incluye una combinación de terapia psicológica (psicoterapia) y, en algunos casos, medicación. Algunas de las estrategias más comunes son:

  • Terapia cognitivo-conductual: este enfoque terapéutico ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento irracionales o negativos que contribuyen a las crisis de pánico. También se centra en aprender estrategias de afrontamiento para manejar la ansiedad y las situaciones que desencadenan las crisis. Puede incluir técnicas de exposición gradual, donde la persona se expone gradualmente a situaciones o estímulos que desencadenan ansiedad.
  • Terapia de aceptación y compromiso: se centra en aceptar los pensamientos y sentimientos negativos en lugar de intentar controlarlos o eliminarlos. Ayuda a las personas a comprometerse con sus valores personales y tomar medidas para mejorar su calidad de vida a pesar de la ansiedad.
  • Medicamentos: deben ser recetados por un médico para ayudar a reducir los síntomas de ansiedad y prevenir las crisis de pánico. Los antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN), son a menudo la primera opción de tratamiento. Los benzodiacepinas pueden ser recetadas a corto plazo para aliviar los síntomas agudos, pero se usan con precaución debido al riesgo de dependencia y efectos secundarios.
  • Técnicas de manejo del estrés: aprender técnicas de relajación puede ayudar a reducir la ansiedad y prevenir las crisis de pánico.
  • Educación y apoyo: entender el trastorno de pánico y cómo afecta al cuerpo y la mente puede ser útil para manejar los síntomas. La participación en grupos de apoyo también puede proporcionar un sentido de conexión y comprensión con otras personas que están pasando por experiencias similares.
  • Estilo de vida saludable: mantener un estilo de vida saludable, que incluya ejercicio regular, una dieta balanceada, sueño adecuado y evitar el consumo de sustancias como alcohol y cafeína, puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el bienestar general.

Es importante trabajar en colaboración con un profesional de la salud mental para desarrollar un plan de tratamiento individualizado que se adapte a las necesidades específicas de cada persona.

¿Qué esperar del tratamiento?

Entre las principales expectativas asociadas al tratamiento se mencionan:

  • Reducción de la frecuencia e intensidad de las crisis: con el tiempo y con la adherencia al tratamiento, muchas personas experimentan una disminución en la frecuencia e intensidad de las crisis de pánico.
  • Desarrollo de habilidades de afrontamiento: a través de la terapia cognitivo-conductual u otros enfoques terapéuticos, se pueden aprender técnicas y estrategias efectivas para manejar la ansiedad y prevenir las crisis.
  • Mejora en la calidad de vida: la reducción de la ansiedad y la mejora de la capacidad para manejar el estrés, muchas veces, permiten volver a participar en actividades de manera más saludable y satisfactoria.
  • Mayor autoconciencia y comprensión: el tratamiento puede ayudar a aumentar la comprensión de los factores que desencadenan las crisis de pánico y cómo responder a ellos de manera efectiva. Esto puede llevar a un mayor autoconocimiento y autoaceptación.
  • Reducción de otros síntomas de ansiedad y depresión:, los que a menudo coexisten con las crisis de pánico.

¿Cómo se pueden prevenir?

Prevenir completamente las crisis de pánico puede ser difícil, especialmente porque pueden ser el resultado de una combinación de factores biológicos, genéticos, psicológicos y ambientales. Sin embargo, hay algunas estrategias que pueden ayudar a reducir el riesgo de experimentarlas y a manejar mejor los síntomas cuando ocurren:

  • Manejo del estrés: se sugiere aprender técnicas de manejo del estrés, como la respiración profunda, la meditación o el ejercicio regular.
  • Establecer rutinas saludables: la recomendación es mantener hábitos saludables de sueño, alimentación y ejercicio.
  • Evitar desencadenantes conocidos: identificar y evitar situaciones, actividades o sustancias que desencadenen la ansiedad o el miedo.
  • Limitar el consumo de cafeína y estimulantes.
  • Buscar apoyo emocional: hablar con amigos, familiares o un profesional de salud mental puede proporcionar apoyo emocional y ayudar a procesar los sentimientos de ansiedad o miedo.
  • Terapia cognitivo-conductual: puede ayudar a identificar y cambiar pensamientos negativos o irracionales, así como a aprender técnicas de afrontamiento para manejar la ansiedad.
  • Medicación: en algunos casos, fármacos como los antidepresivos o los ansiolíticos, siempre recetados por un médico, pueden para ayudar a controlar los síntomas de ansiedad y prevenir las crisis de pánico.
  • Ejercicio regular: puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. La sugerencia es incorporar actividad física en la rutina diaria, como caminar, correr, nadar o practicar deportes.

¿Dónde lo tratamos?

Psiquiatría adulto

La Unidad de Psiquiatría de Clínica Universidad de los Andes aborda trastornos de ansiedad, cuadros depresivos, alteraciones cognitivas, reacciones de estrés, adicciones, trastornos alimentarios, manifestaciones psicóticas y variadas alteraciones conductuales. Asimismo, cuenta con una unidad de internación con ocho habitaciones individuales para situaciones de mayor gravedad, evaluaciones diagnósticas complejas, aislamiento ambiental y estabilización de diversos cuadros clínicos.

Nuestros psiquiatras realizan interconsultas y se integran a equipos multidisciplinarios para otorgar una atención médica integral y personalizada.

Para poder brindar una atención rápida y eficiente a los problemas de salud mental, Clínica Universidad de los Andes cuenta con un servicio de Psiquiatría de llamada con médicos especialistas las 24 horas.

Psiquiatría infantil y del adolescente

La Unidad de Psiquiatría Infantil de Clínica Universidad de los Andes evalúa, diagnostica y trata a niños y adolescentes con problemas emocionales, de comportamiento y de desarrollo, entre otros trastornos.

El objetivo de esta unidad es atender al niño y su familia de manera efectiva y eficaz, ofreciendo un servicio médico de alta calidad técnica y humana. Cabe destacar que en esta etapa de la vida los problemas psiquiátricos son similares a los que sufren los adultos, pero se expresan de manera diferente, dificultando su detección precoz.

Dentro de los problemas más frecuentes que afectan a los niños y adolescentes encontramos: trastornos del humor (depresión, enfermedad bipolar), trastornos de ansiedad (ansiedad por separación, ataques de pánico), trastornos de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia).

Nuestros psiquiatras infantiles realizan interconsultas y se integran a equipos multidisciplinarios para otorgar una atención médica integral y personalizada.

Equipo médico

Dra. Marcela Altayó Fuentes

Psiquiatría General Adultos

Dra. María Inés Arriagada Solar

Psiquiatría General - Trastornos de la Alimentación

Dr. Bernardo Barra Cañas

Psiquiatría Adulto

Dr. Francisco Javier Bustamante Volpi

Psiquiatría General y Adolescentes - Trastorno de Personalidad

Dr. César Carvajal Álvarez

Psiquiatría General -Trastornos de Ansiedad - Estrés y Trauma - Psicofarmacología

Dra. María Francisca Decebal-Cuza Galeb

Psiquiatría Adulto - Psiquiatría Perinatal - Apoyo al embarazo de alto riesgo

Dr. José Felipe Flores Umaña

Psiquiatría Adulto

Dr. Claudio Fullerton Ugalde

Psiquiatría General - Trastornos del Ánimo

Dr. Tomás Middleton Capelli

Psiquiatría General - Adicciones - Psico-oncología

Dr. Miguel Prieto Cancino

Psiquiatría General - Trastornos del Ánimo - Embarazo y puerperio

Dra. Luz Puga Hoffens

Psiquiatría General Adultos

Dr. Sebastián Robert Barros

Psiquiatría General

Dra. Valeria Sequeida Escobar

Psiquiatría Adulto

Dr. Juan José Trebilcock Gac

Psiquiatría Adulto

Dra. Claudia Wolff Levy

Psiquiatría Adulto

Dra. Marcela Arriagada Arriagada

Psiquíatra Infanto Juvenil, Trastorno Déficit Atencional, Trastornos de Ánimo y Ansiedad, Trastornos del Desarrollo

Dra. Andrea Aguirre Gajardo

Psiquiatría Infanto-Juvenil - Trastornos del Desarrollo - Trastornos de Ánimo y Ansiedad.

Dr. Alfonso González Valderrama

Psiquiatría adulto

Dra. Consuelo Ponce de León Atria

Psiquiatría adulto

Dr. Renato Sáez Zamora

Psiquiatría Adulto - Psiquiatría Intervencional

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