Actualización al 2025
El linfoma es un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático, una red vital de vasos, órganos y tejidos que transportan un líquido llamado linfa, el cual contiene linfocitos (un tipo de glóbulo blanco) esenciales para combatir infecciones. Cuando se desarrolla un linfoma, estas células linfáticas crecen y se multiplican de forma descontrolada, formando tumores y comprometiendo la función del sistema inmune.
Hablamos de linfoma pediátrico cuando este cáncer afecta a niños y adolescentes. Es el tercer cáncer más común en la edad infantil, detrás de las leucemias y los tumores del sistema nervioso central, aunque la mayoría de los son altamente curables, especialmente si se detectan y tratan a tiempo.
En Clínica Universidad de los Andes contamos con médicos especialistas en hematooncología pediátrica, dedicados al estudio, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de estos y otros trastornos en niños y adolescentes, desde el nacimiento hasta los 18 años.
Tradicionalmente, los linfomas se dividen en dos grupos principales, que también se presentan en la edad pediátrica:
Actualmente, se desconoce la causa exacta que origina la mayoría de los linfomas en niños. Se cree que son el resultado de cambios o mutaciones genéticas en los linfocitos que provocan su crecimiento descontrolado. La investigación continúa explorando el papel de factores genéticos y del sistema inmunológico en el desarrollo de estas mutaciones.
Aunque la mayoría de los niños diagnosticados no presenta factores de riesgo conocidos, se han identificado algunas condiciones que pueden aumentar la probabilidad de desarrollarlo:
Los síntomas del linfoma pediátrico pueden ser inespecíficos y variar, aunque los más comunes incluyen:
Debido a que las causas exactas del linfoma en niños son desconocidas y están en gran medida fuera del control individual, no existen medidas preventivas específicas que garanticen evitar su desarrollo. La clave reside en la detección precoz a través de la atención médica oportuna ante la aparición de síntomas persistentes.
El proceso diagnóstico suele ser integral e incluye consulta médica y exámenes complementarios de imágenes y laboratorio.
El tratamiento se individualiza según el tipo de linfoma, su estadio, la edad y el estado de salud general del niño. Las principales opciones incluyen:
El pronóstico del linfoma pediátrico es generalmente muy favorable. La mayoría de los niños y adolescentes con linfoma tienen una alta probabilidad de curación (remisión permanente), incluso en casos avanzados.
En este escenario, cabe considerar que, por ejemplo, los tratamientos de quimioterapia pueden durar varios meses o hasta un año, dependiendo del tipo y estadio. Y que después del tratamiento se requiere un seguimiento médico periódico (evaluaciones y exámenes de imágenes) durante varios años para asegurar que el cáncer no regrese (recaída) y para monitorear posibles efectos secundarios tardíos del tratamiento.
En Clínica Universidad de los Andes contamos con médicos especialistas en hematooncología pediátrica, dedicados al estudio, diagnóstico, tratamiento y seguimiento patología hematológica y oncológica en niños y adolescentes, desde el nacimiento hasta los 18 años.
Nuestro equipo médico tiene vasta experiencia en diagnóstico y tratamiento de seguimiento de patología hematológica y oncológica, ofreciendo un tratamiento eficaz, coordinado y seguro, mejorando la calidad de vida del paciente pediátrico y su entorno. De igual forma, trabajan de manera colaborativa con otras especialidades para ofrecer un plan terapéutico adaptado a cada paciente.